Estás tirada en la cama. Te aburres un montón, tu compañera de piso no está y no te queda nada por hacer. Giras la cabeza y miras hacia la gran ventana. Al otro lado está tú vecino. Ese hombre tan sexy, sin camiseta, al que se le marcan sus músculos, mojados del sudor de hacer pesas. Te levantas y te acercas a la ventana para verle mejor, pero, en cuanto pones la mirada en sus pantalones, él te la devuelve. Te dedica una sonrisa y te pide que esperes un momento. Acto seguido, saca un cartón y escribe en letras grandes: "¿TE APETECE VER UNA PELÍCULA EN MI CASA?". Te apetece, y no solo ver la película con él. Asientes y le indicas con un gesto de manos que 10 minutos. Cierras la cortina y te miras a ti misma. Llevas puesto un pijama viejo y roto y te das cuenta de que él te ha visto con esto puesto. Deseas que la tierra te trague, pero lo que de verdad deseas es que él te coma a besos. Te desnudas y abres el cajón como una bala, por suerte estás depilada y recién duchada, así que solo te queda vestirte. Agarras un tanga de encaje, junto a un liguero que te colocas con cuidado, rozando tu piel, preguntándote como será cuando lo haga él. Después te pones una falda corta y negra, y una blusa a juego con tus ojos. Una vez estás vestida, te peinas y maquillas de una manera muy sencilla. Tampoco quieres que piense que vas buscando sexo, pero en realidad lo deseas. Te asomas detrás de la cortina para intentar verle, pero no está. Miras el móvil, dejas una nota a tu compañera y sales corriendo hacia la casa de al lado. No tardas ni dos minutos, no hay nadie por la calle, ni si quiera los coches se mueven. Todo el mundo está en casa porque hace mucho calor. Titubeas un momento al llamar al timbre, pero algo dentro de ti te obliga. Tus entrañas se estremecen al verle abrir la puerta con una toalla atada en la cadera como única vestimenta. Sonríe y te invita a pasar mientras termina de vestirse. Tiene una casa casi tan preciosa como él. Caminas hasta el salón, hay una botella de champagne, en una cubitera, recién abierta y unas copas junto a ella. Te sientas en el sillón y el sale de su dormitorio. Se ha puesto una camisa que debe de ser una talla más pequeña de lo debido, al igual que los pantalones. Te levantas al instante de verle, mientras él se acerca y llena las dos copas.
-¿Qué película te apetece ver?-te susurra.
A ti te da igual. Lo único que quieres hacer es ir al cine de las sábanas blancas. Le das un trago al champagne mientras él enciende el televisor y se sienta en el sofá y tú a su lado, a unos diez cenimetros de él.
La película empieza, trata sobre el fin del mundo, pero no estás centrada en el argumento. No sabes donde poner las manos, donde mirar, ni como respirar si quiera. Le miras tímidamente y él bosteza. Tiene la guardia baja. Aprovechando el momento dejas la mano izquierda en su pierna. No parece sorprenderse, porque pasa su brazo por los hombros y te acerca a él. Subes lentamente, acariciando su pierna y vacilando un poco entre subir y bajar. Él te aparta el pelo de la cara y te acaricia el cuello. Tuerce el cuerpo, su mano izquierda va a tu cadera y su mano derecha te sostiene la cara antes de besarte. Le facilitas el trabajo al girarte hacia él, mientras la mano de tú cadera sube, entrando por tu blusa hasta tu pecho. Lo masajéa despacio y tira del pezón, mientras mueve la lengua dentro de tu boca. En un movimiento rápido, te coloca sobre él y tira de tu blusa dejando tus pechos al aire. Sonríes tímidamente y le acaricias la cara mientras este la esconde entre tus senos, besándolos y jugando con ellos. Subiendo a tu cuello mientras mete la mano por debajo de tu falda.
-¿Vamos a la habitación?-te susurra. Todo tu cuerpo le grita la respuesta.-Bien. Tenía muchas ganas de ti.
Se levanta cogiendote del culo y te lleva hasta su cama en la que te tira, colocándose sobre ti con cuidado, y tirando de tu falda hacia abajo. Con ella se lleva el ligero lo cual tira también las medias hacia fuera. Se pone de rodillas frente a ti, observando tu cuerpo con lujuria mientras se desabrocha la camisa. Tú le ayudas desabrochándole botón de los pantalones. Él se aparta, se termina de quedar en calzoncillos y baja la cabeza hasta tu sexo. Sabes lo que va a hacer, pero aun así tragas saliva y preguntas.
-Voy a comerte. Quiero darte todo el placer posible para cada vez que te veo masturbándote recuerdes este momento-le miras asombrada y él sonríe.- Sí, te he visto. Siempre te miro y me encanta. Eres la cosa más bonita que he visto nunca.
No te da tiempo a contestar, ya tiene la boca en tu sexo y acaricia tu clítoris con cuidado. Te retuerces un poco de placer. Él sabe moverse, sabe como te gusta. Mete la lengua dentro de ti con cuidado y la saca varias veces. Tienes la piel de gallina. Antes de terminar de llegar al éxtasis, te das cuenta de que él se ha quitado los bóxers y se masturba con rapidez. No te parece bien que él lo esté haciendo todo, así que te mueves, apartando su boca de tu sexo. Él te mira asombrado. Agarras su cuello y lo atraes hasta ti, entonces te giras, quedando enfrente de su sexo. Subes sobre él, y antes de poder meterlo en tu boca, él mete la lengua otra vez en ti. Mueves su miembro de la misma manera que lo hacía él, y comienzas a lamerlo lentamente. Vas cogiendo ritmo según lo hace él. Sabe bien, sabe mejor de lo que esperabas. Cuando notas como comienza a palpitar su miembro, te apartas. El esperma te da en la cara, pero no te importa, tú también has llegado al éxtasis y te estás corriendo en su boca. Te limpias con tu brazo y te giras, dejando tu sexo sobre el suyo, aun duro, y lo rozas con cuidado. Luego bajas a besarle, notando tu sabor mezclándose con el suyo. Él se mueve, se sienta sin quitarte de encima, y coloca su sexo entro del tuyo. Os movéis a un ritmo lento, mirándoos a los ojos, y mordiéndoos los labios mientras tus pechos se rozan con el suyo. Baja un poco la cabeza para morderte uno de tus pezones, haciéndote gemir en un grito ahogado. Él te tumba en la cama, enredando la sábana entre vosotros mientras sigue penetrándote, cada vez más rápido. Te agarras a su espalda, hincándole las uñas, sus embestidas son tan fuertes y placenteras que tus gemidos inundan la habitación. Notas como te sube por todo el cuerpo, como una corriente, y llegas al clímax. Él sigue a lo suyo, por lo duro que está dentro de ti, está apunto de correrse también. Le mueves, volviendo a colocarte encima para facilitarle la penetración, moviendo rápidamente tus caderas. Y lo sientes. Sientes como todo él te llena, mientras grita un "Joder". Os miráis exhaustos, con una respiración fuerte y os volvéis a besar mientras él sale de ti. Todo el liquido cae sobre tus piernas. Él pasa la mano por tu pelo y te besa suavemente, agarrando tu labio inferior.
-Al final ha estado bien la película.
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¿Te apetece ver una película en mi casa?
Short StoryRelato erótico y corto en el que la protagonista eres tú. Tu vecino te invita a ver una película, ¿te apetece? ~ Es el primer relato erótico que escribo en segunda persona. Los comentarios me ayudan a mejorar. ;)