11/03/07:
"Muy corta ha sido mi existencia, fugaz fue mi paso por este valle de lágrimas y sombras, que parecen señalarte de forma cómica tu final con el dedo. Mi vida terminó no hace mucho, y ahora que estoy muriendo de agonía, quisiera gritar y hacer partícipes de mi sufrimiento a todos aquellos que un día lean esta carta. Me siento atrapado, acorralado, no puedo hacer otra cosa más que resignarme con lo que me ha tocado. Nunca podré quejarme de mis padres, me dieron la vida, pero como dijo alguien: ¿yo te dije que quisiera vivir?. No soy mayor, todavía tengo un mundo que descubrir, gente que conocer, lugares que visitar...en definitiva, tantas cosas que hacer que cualquiera tendría unas ganas enormes de comerse el mundo con las manos. No es mi caso.
05/01/18:
Ahora hago balance, de lo bueno y de lo malo, y siempre saco en claro una lectura que no es nada esperanzadora: he desperdiciado los años que viví. Siempre he sido un chico tímido, que no destacaba entre los demás niños, y que no tenía amigos. Bueno, aquí miento. Mi gran amiga, mi apoyo, ha sido la soledad.
Está contigo cuando lloras, en esos momentos en los que deseas pegar cuatro voces y que el viento se las lleve lejos, te ha visto crecer, y, a pesar de que no la puedes contemplar físicamente, la puedes notar. En todas esas noches en las que lo único que deseas es morirte, ella te acallaba esas ideas de loco, y te hacía ver que tal vez otra gente lo está pasando peor que tú. La infancia es una época en la que debes jugar, divertirte, pasarlo bien y hacer amigos, que incluso puedes conservar para años más tardíos. Mi niñez no estuvo exenta de miedos y de lloros. No podía, no quería salir a la calle, lo pasaba mal fuera de las cuatro paredes de mi habitación. Sí, las personas se reían de mi, me miraban y con un tono jocoso te hacían verte inferior a ellos.
Dios, el karma, las causas o los asares, no cierran una puerta sin abrir otra, y eso, de alguna extraña manera es cierto, no quiero llevar a la gente a equívocos. Pero a veces, es mejor no atravesar ese umbral, lleno de esperanzas de una vida mejor, y de pertenecer a algo que simplemente se quedará en nada con el paso del tiempo.
Entonces, ¿para qué luchar?. Yo me llené de valor, y crucé esa ansiada meta, que me conduciría a un cambio radical.No puedo decir que no haya sido feliz, es más, he sido muy feliz. Con ese acto de valiente conocí mucho de la vida. Muchas cosas de gran valor, y demasiadas de un desconcertante vacío emocional. El paso por ese umbral me hizo abandonar a mi única amiga, la dejé a un lado, y empecé a salir con esa otra llamada Felicidad Aparente.
Bah, si yo era feliz, para qué me iba a centrar en que era únicamente una apariencia, una proyección de mi yo interno que intentaba provocar en mí una sonrisa, y demostrarme que ese niño tímido tocaba a su final. ¡La gente te conoce, quiere estar contigo, eres popular...!, grandioso, te sientes bien, te olvidas de tantas lágrimas de tu infancia, y te dispones a explorar ese nuevo mundo. ¿Por qué no me avisaron antes de que no me iba a gustar nada?, ¿por qué no me piden permiso a mí para que mi vida cambie o no?, ¡Déjenme decidir, actuar por mi cuenta!.
A pesar de mi corta edad (y aún es corta comparada con los años que cargan otras personas cercanas o ajenas a mi), y de mis grandes complejos y problemas, he tenido una fuerza extraordinaria, yo podía con todo y con más, no me iba a dejar pisotear por nadie, y por supuesto, si estaba triste, nunca iba a dejar que nadie me viera así.
Pido perdón a lo que en su momento me llego a rodear e importar, que en tantas y tantas ocasiones he hecho sufrir, ellos no se lo merecían, de verdad. Si pudiera compensarlo, lo haría, pero sólo me queda el lamentarme y el hincar las rodillas en el suelo y ver (o al menos esperar) que me perdonasen como si no hubiera sucedido nada.¿Amigos, enemigos...?, en mi opinión, no existen ninguno de los dos. No creo como antes en la amistad humana, el hombre es un lobo para el hombre, y siempre desconfío de todo (la vida me ha hecho pensar así). Si alguien hace algo bueno por ti, espera que algo sucederá, te da la razón a lo que pasa por tu mente. Sólo hay una persona de la cual puedes confiar, y el día en el que dudes de ella, estás perdido. Y esa eres tú mismo. Lo que tu no hagas por ti, nadie, nadie lo va a hacer, jamás.
No lo voy a negar, se pasa muy bien riendo, y muy mal angustiado y apenado. Seamos realistas...la gente intenta siempre ir a lo fácil, que es el reír. ¿Que se van a preocupar por ti?, anda, no seas iluso, la cortesía y la pleitesía están a la orden del día, pero todo es farsa.
Yo prometo, yo hablo, yo jamás...yo, yo, y yo, deja de hacer eso, si sabes que no vas a hacer nada por otra persona que pueda perjudicarte. Y ojo, lo veo bien. Es mejor lo que he comentado antes, reírte del mundo a que se rían de ti.Ahora que mis días tocan a su fin, regresé como el hijo pródigo a casa, con el rabo entre las piernas. Espero que mi única amiga, la soledad, me siga recibiendo todo lo que me quede vivir así, es decir, que no me abandone jamás, como ahora hace. De ese chico que tenía tantas fuerzas sólo queda un joven amargado, al cual le da igual la fecha de su muerte, porque ya está muerto en vida.
Las fuerzas y la ilusión se han ido de mí, ya no soy más que un cuerpo que actúa por impulsos, esperando un final que no sea cómico, como la gente quisiera observar. Ya no tengo fuerzas, ya no. Ya no quiero seguir así, ya no. Ya no quiero estar rodeado, ya no. Sólo voy a refugiarme en mí mismo y en la soledad, pues ella no me abandonará nunca, y no es tan cruel como el resto de la sociedad.
Te juro amiga que lo intenté, pero hasta aquí llegué, vuelvo a ti para lo que me reste, ¿me echaste de menos?, yo a ti, si"

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De El Errático Adolescente a Su Versión Actual
No FicciónUna retrospectiva desde la adolescencia, que en muchos casos suele ser más dramática que turbulenta, para ser cuestionada ante los deseos y el ser actual que acabamos siendo. He escrito esto con el temor de ser juzgado como uno más entre los "únicos...