Señorita Buscapleitos //Rita y Mortricia\\

Planos

Siempre ir a el laboratorio de Rita le calmaba, le hacía sentir una especie de calidez que la hacía sentir segura y llena de confianza, tal vez solo era la mente de Mortricia aferrándose al recuerdo de Rita, pero; ¿Qué mas daba? era un momento que ella podía disfrutar, sumergiéndose en una ola interminable de recuerdos sobre portales, estrellas y galaxias, sobre grandes aventuras y muy graciosas desventuras, eran solo cosas que alguien en la postura de Mortricia entendería.

Pronto dio un vistazo a los estantes, entre ellos estaban un par de prototipos y monadas, como la caja de Mrs meeseks, o una bolsa con Smillens y una caja vacía de cuencas.

No pudo evitar soltar una risilla, en cuanto alguien entró por la puerta, era su madre, con la mochila de Morticia en la mano.

—La dejaste en la entrada, y tu padre casi se tropieza.–

Sonaba más como una notificación de los hechos que como un regaño, con algo de cautela y miedo en sus movimientos, la castaña tomó la mochila de un asa.

Su madre, miro al suelo y se acomodó el cabello detrás de la oreja, no quería tener la "charla" en un lugar tan preciado para Mortricia, ni para su propia madre.

—¿No estas molesta por haberme ido?–

Preguntó Mortricia algo temerosa.

Beth no sabía que decir, solo se llevó la mano a la nuca y desvió la mirada, más que enojada, no sabía como tocar el tema con delicadeza, en su mente, la idea de Mortricia como una niña dulce y amable se había desteñido y desenfocado, y en su lugar solo había una silueta, una que era etiquetada con palabras como "agresiva" y "problemática", la desconocía, y temía a no usar las palabras indicadas, no sabía como corregir a su hija, y eso la aterraba, no entendía si era un problema hormonal o psicológico, pero el no haber actuado anteriormente y haberlo tomado a la ligera le hacía sentir culpable, y sabía que esto no iba a mejorar si no la enderezaba y rectificaba de la manera correcta, le aterraba la idea de que llegaba muy tarde para darse el lujo y la libertad de tomar una opción a la vez, se sentía como jugar a los dardos a ciegas.

—No en realidad, más sin embargo creo que tendremos una charla mañana con tu padre.–

Mortricia cruzó los brazos y miró a sus pies, y por un segundo, sintió empatía por su madre, por la gran confusión que ella le causaba, siendo que ella esperaba más de ella, y siempre se lo recordaba apenas regresaban de una charla en la escuela, con los padres de los chicos que ella abusaba, claro, intermediada por el director Vagina, que ya era rutinaria, al menos 1 vez o 2 a la semana.

—¿Piensas hacer algo en la mañana?–

Preguntó la madre.

—Spencer me ayudará a estudiar para mis exámenes.–

—¡Bien!– exclamó Beth con un entusiasmo forzado, realmente le alegraba que pusiera manos a la obra para recuperarse académicamente, pero eso no podía reconfortar la del toso.— Supongo que ya hablaremos en otro momento. – Le dijo tranquila mientras le daba una sonrisita, y Mortricia intentaba devolverle el gesto, embozando una pero torcida, y muy fugaz, y Beth se fue.

Mortricia bufo un poco, y dejó su mochila de lado, sin querer, golpeando una de las patas del estante, haciéndolo temblar un poco, tirando al suelo un par de planos.

Planos de... ¿Una especie de chip de control mental? Todo estaba cifrado en un idioma alienígena que, si alguna vez le había enseñado Rita, ya estaba bastante oxidada.
Algunos caracteres eran reconocibles a su simple vista, más sin embargo otros no podía recordarlos.

La traducción más certera que pudo hacer de algún párrafo fue:

" 4.1– Versión 6.9– Si es removido sin el debido cuidado, podría causar la muerte.
Corregiremos ese detalle pronto."

Se aclaró la garganta, aún cuando en ella había un gran nudo, y dejó sus planos en el lugar correspondiente.

Se talló un poco la cara, suspiró de una manera pesada, y sin más que decir o hacer en ese lugar, se dirigió a su habitación arrastrando los pies.

Hace mucho que su cuarto ya no era el mismo, al entrar ya no te recibía un embriagante y dulce aroma a perfume de adolescente, solo olía a humedad, y anteriormente todo estaba ordenado, ahora había algo de ropa tirada, la cama sin tender y sus pertenencias no parecían tener un orden, sino que solo estaban dispersas, su lugar había cambiado, así como había cambiado ella.

Nisiquiera se molestó en ponerse la pijama, solo se quitó los pantalones y el sostén, dejándose las bragas y la camiseta de siempre, dejando a la deriva la ropa sucia con el otro montón.

¿Que había cambiado en ella? ¿Que había de diferente? ¿Porque ella simplemente no era la misma? Pensó mientras se sentaba en la orilla de la cama, y escuchaba una discusión de sus padres en la habitación de al lado, todo se traspasaba entre las paredes como si fuese papel, más sin embargo, se tenía que reconocer que era gracias a que la casa era más callada ahora que la habitación de la abuela había quedado vacía.

La casa, la escuela, el cuarto, la vida de Mortricia, y Mortricia habían cambiado

Sus ojos solo pudieron cerrarse hasta que sus pensamientos empezaron a no tener sentido, y el eco de las preguntas se desvanecían en su cabeza, dejándola dormir en paz, dejándola deseosa de que mañana fuese un mejor día.