-¡Te dije que dejaras la maldita pintura donde la encontraste, Alice!
Pero era muy tarde, ya el guardia había llegado hacia nosotros con la linterna a todo bombillo. Mis manos sudaban y las de ella también, que idea iba a tener yo cuando me dijo que no bromeaba, que esto iba enserio.
-¡Manos en alto!- Gritó el guardia, y la misma mirada que me dijo hace un momento que todo estaría bien fue la misma que me dice ahora "Haste cargo de esto".
Y cuando estaba por perder mis últimas esperanzas, volteo hacia la ventana, estaban Rasec, Patrick, Cassiey, y mi grupo del internado encapuchados, en un vehículo con luces de hospital, era una ambulancia, sabía perfectamente quien estaba en la parte de atrás en la camilla, y también sabía que cuando Julian despertara sería mi culpa, pero sino lo hacía también. Observo la situación y Alice la capta.
Susurro a su oído...-A mi señal-
Espero unos segundos antes de actuar y gritar.
-¡Corre, Alice!