P R Ó L O G O

15 1 0
                                    

- ¡HARPER! ¡LEVÁNTATE DE UNA VEZ, SON LAS SIETE! ¡EL BUS TE DEJARÁ NUEVAMENTE! ¡LLEGARÁS TARDE A LA ESCUELA!

Bueno, para que tener un despertador, con mi madre es suficiente.

Los malditos gritos de mi mamá no me dejaron descansar ni un segundo más. Pero eso no es lo importante porque si tenía una tardanza más en el colegio estaba segura de que citarían a mi madre. Rápidamente me levante, me lavé la cara, me puse el uniforme y cogí mi maleta no sin antes meter el trabajo de Historia que había hecho la noche anterior. Si me lo volvía a olvidar estaba segura de que el profesor Smith no creería otra de mis baratas excusas.

Antes de abandonar el cuarto abrí rápidamente la puerta deslizante que dividía mi habitación por la mitad y le di una revisada veloz con la esperanza de que Nick no haya salido todavía. Fue más que todo costumbre, ya que sabía que el era el señor puntualidad. Maldiciendo a Nick salí corriendo de mi habitación para coger una fruta. Me moría de hambre y no tenía tiempo de tomar el desayuno.

- ¡ADIÓS MAMÁ!- grité, ya que ella estaba en la cocina-¡POR FAVOR LAVA EL PANTALÓN QUE ESTA ENCIMA DE MI CAMA, GRACIAS, TE AMO!

Cuando cerré la puerta me di cuenta de dos cosas terriblemente horribles:

1. El estúpido bus estaba a unos metros de distancia del paradero.

2. La fruta que había cogido era una pera. Una jodida pera.

- Mierda.- Sabía que si volvía a la casa a cambiar de fruta, el bus me dejaría. Así que corrí con todas mis fuerzas ignorando el hecho de que moriría de hambre. Si lo perdía tendría que esperar quince minutos hasta que pase el siguiente y llegaría tarde.

Cuando subí al bus supe que podía morir en paz. Me senté en el último asiento como de costumbre y me puse los auriculares para que el tiempo pase más rápido.

Después de hacer un concierto en vivo -y en voz baja- con Ed Sheeran y Rihanna llegué a la escuela. En Le Collége Gustave Flaubert cursaba cuarto año de secundaria, así que se imaginarán la importancia de tener un registro limpio. Bajé del bus a toda velocidad y cruzé los pasillos a trompicones.

-Vamos, vamos por favor- Si Michelle había cerrado la puerta del aula, era mi fin. Sacaría una gran B en valores y todo mi promedio se vería afectado. Cuando ví que se acercaba a la puerta, aumente la velocidad y puse mi brazo para evitar que cierre la puerta.

Mala decisión, hubiera puesto el pie.

-Mierda- Susurré al sentir la puerta estrellándose con mi brazo. Estoy segura que me quedara un moretón.

Ingresé al salón y corrí para llegar a mi asiento. Por suerte la profesor Smith todavía no había llegado.

¡Boom perras, otro día de vida para Harper!

Y esto señores y señoras es mi rutina de todas las mañanas.

-------------------------------------------------------

A la hora de almuerzo, salí a buscar a Ann para ir a la cafetería. Este año nos había tocado en secciones diferentes y su salón estaba al otro lado del pasadizo, así que no podíamos vernos en casi todo el día.

Creo que lo único bueno de que hayan dos secciones es que a mi hermano y a mí siempre nos toca en diferentes aulas.

Todavía recuerdo cuando cursamos juntos sexto de primaria. Fue el peor año del mundo mundial. Si yo individualmente soy un desastre, no se imaginan como es mi hermano, porque aparte de ser un idiota sin remedio, me arrastraba sin notarlo a todas sus travesuras.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 24, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Atrapados En Casa ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora