Extracto

515 7 1
                                    

PRÓLOGO

5

Y la Völva habló a Odín, relatando el fin de su eternidad:

El gran lobo abrirá sus fauces y el mundo entero se sacudirá, tres inviernos consecutivos o Fimbulvert lo precederán y, con ellos, la muerte de todo cuanto mora en el Midgard y los nueve mundos. El Ragnarök pondrá el punto a un ciclo en la batalla del fin del mundo.

Las estrellas desaparecerán del cielo, el sol y la luna serán devorados y la oscuridad se alzará en su aullido perpetuo. La tierra se estremecerá, las montañas caerán y el eslabón se quebrará liberando la gran bestia.

Está escrito, es el destino, está tejido...

Todo tiene un principio y un final: unos sobrevivirán y crearán nueva vida, otros perecerán y con ellos resurgirá su leyenda; porque un día llegará en que quien todo lo rige caiga. El oscuro dragón llegará sobrevolando los cielos sagrados, la sierpe brillará con las plumas de los muertos y el cuerno sonará.

De la simiente se forjará la profecía, de la vida la muerte, cerrojo, libertad, cadena y prisión. De lo prohibido, la delgada luz del equilibrio.

Amor que quiebra leyes y razones.

En ese punto se hallará la clave de todo, continuidad o destrucción, todo dependerá de lo que ella albergué en su corazón.

UNO

6

Soy una jodida cosa. Era lo único que recordaba Arya en ese instante al despertar desorientada en medio de... ¿dónde?

Estaba oscuro, húmedo y le dolía la cabeza como si se la hubiera estado golpeando hasta perder la conciencia, encima la pierna la estaba matando a causa de las lesiones y lo único que lograban captar sus oídos era el sonido de algo templado que se escurría bajo su cuerpo. Se sentó llevándose las manos a la sien y soltó un quejido que resonó por todo el lugar. Trató de levantarse y entonces un latigazo de dolor la sacudió partiendo de la pierna herida. “Genial”, se dijo para sus adentros con los dientes apretados, no lograba recordar dónde demonios estaba, ni lo que había sucedido hasta que se había despertado tendida en aquel lúgubre lugar parecido a una gruta bajo tierra, conocido y familiar.

No debería haber leído la dichosa carta, y mucho menos haber acudido al lugar donde la citaba. Por culpa de esa nota ahora estaba ahí. ¿Desde cuándo hacía ella caso de cartas sin firma ni remitente? ¡Ah, sí! Desde que su curiosidad había sido superior a cualquier lógica. Menudo momento había ido a elegir para ser impulsiva.

Arya apretó los dientes y se levantó como pudo por pura fuerza de voluntad; tenía golpes y arañazos por todo el cuerpo además del brazo derecho quemado. Suspiró alzando la cabeza y observó el tenue haz de luz que se colaba por una de las grietas de la cueva a unos buenos metros sobre ella. Después miró a su alrededor; si no encontraba el modo de salir de allí no sería más que un recuerdo para alguien. Procuró dar un paso apoyándose en la rasposa superficie de roca y respiró como un animal herido, dilatando las narinas.

—Juro que esta es la última vez que le hago un encargo a mi hermano. El pedido se lo hicieron a él, no a mí, pero como soy gilipollas, siempre acabo recibiendo —bufó alguien.

Arya pestañeó sobresaltada ante esa voz masculina. No podía apreciarlo bien desde donde estaba pero el tipo parecía grande, fuerte

y, por supuesto, no lo reconocía. No tenía ni idea de quién era, aunque él le hablaba con demasiada familiaridad para su gusto.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 27, 2014 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Prohibida (Trilogía Hilos del Destino)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora