1° capítulo.

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1° capítulo.

Cuándo era pequeño sin permiso vi una película que me marcó de por vida. Pero si no fuese por esa película, nada sería igual. <<Todo pasa por algo>>

La película trataba sobre un hombre que de a poco iba olvidando todo, un día se despertaba y se daba cuenta que ya no recordaba su color de ojos o si tuvo mascota cuando era pequeño, esta rara enfermedad le fue arruinando su vida, hasta que encontró la cura, fotos.

Cada día al levantarse se ponía a ver un álbum de fotos, era su manera de ponerse al día. Al final un día al despertarse se da cuenta que recuerda.

Mis padres nunca supieron que esa fue la razón de mi locura por grabar mi vida, cada momento de mi vida grabado en una cámara. Eso estoy haciendo ahora, grabando. Mientras me dirijo a mi nuevo hogar, mi cuarta casa para ser precisos.La observo desde el auto y antes de bajar veo a una chica sentada en una banca leyendo un libro, su pelo iba suelto largo y ondulado, sus ojos eran celestes, brillantes. No sé que fue lo que me llamó tanto la atención, pero sin ni siquiera pensarlo acerque la cámara a su rostro, tranquilo, hermoso. Luego bajé del auto y ayude a desempacar, mientras grababa por supuesto. 

-Saluda a la cámara Eliza –le dije a mi hermana mayor, ella sonrió a la cámara como siempre. 

-Benjamin apaga esa cámara y ven ayudar –dijo mi padre, mientras entraba una caja grande que en letras rojas decía “ROPA”.

Me dirigí al auto y saqué una enorme caja con letras azules que decía “CÁMARAS” la llevé adentro y saqué de ella una de mis cámaras que viene pegada a un helicóptero que monitoreo con mi celular, lo activo y continuo grabando. Todo momento es de suma importancia. 

Al fin sentado en mi cama, edite los vídeos; hasta que llegué a la parte de la chica, su largo cabello me recordaba vagamente a alguien, no sabía exactamente a quien.

Mientras volvía a ver la parte cuando la grabé en un momento ella subió la mirada, sus ojos eran tan intensos y sus labios habían formado una sonrisa chueca. Le saqué una foto a esa “escena” y la imprimí. La puse en mi nuevo cuaderno de fotos y al lado puse con rotulador negro “¿Quién eres, chica lectora?”, luego me fui a dormir. A la mañana siguiente me desperté por el olor a pan tostado. Me metí a la ducha y me vestí. Antes de bajar vi la hora “11:00”, luego miré por la ventana que daba a la banca dónde estaba sentada la chica. Y como era de esperar ahí se encontraba ella, otra vez.

Me sentí un tanto psicópata pero sentí un impulso por sacarle una foto, eso hice. Justo después de sacarla ella levantó la mirada y me vio, le hice una seña en forma de saludo la cual ella correspondió. Tomé una foto. Ese fue el inicio de nuestra amistad. 

Después de tomar nuestro primer desayuno en la nueva casa me dirigí a mi pieza dispuesto a agregar estas dos nuevas fotos a mi álbum. En la primera foto escribí al lado con el mismo lápiz “Creo que ahí siempre vas a estar ¿no?” y en la segunda “¿Seamos amigos?”.

Vi por la ventana si seguía ahí y cuando mi pregunta estuvo contestada bajé a saludarla. Lamentablemente cuando llegué ya se había marchado. 

-Veo que eres rápida lectora –dije en un susurro.

No la vi hasta la tarde del siguiente día, cuando volvió a aparecer sentada en la banca frente a mi casa, su pelo iba tomado en una trenza que dejaba algunos mechones sueltos. Me di cuenta que estaba por terminarlo, no sé porque me alegré por ella.

Cuando terminó su libro levanto la mirada y me sonrío, abrí la ventana y le dije: 

-Hola ¿Qué tal? 

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⏰ Última actualización: May 27, 2014 ⏰

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