Buscador de la libertad.

55 2 0
                                    

Soñaba con criaturas míticas atravesando los campos... a pesar de las críticas que hiciera mi familia en el tiempo en que viviera con ellos, era de los pocos en mi familia que soñaba con fantasías, nuestra vida diaria siempre era sobrevivir el día y esperar que el siguiente fuera mejor, es la profesión de mis padres y el resto de mi familia.

Para nosotros todos los días eran lo que otros llamarían "tiempos difíciles", ese era un estilo de vida que llevamos desde siempre, el hambre y la carencia de una libertad verdadera eran nuestro pan de cada día, pero aún con todo el sufrimiento que era el conseguir algo de comida y repartirla, nunca permití a mi vívida imaginación detenerse. Sin embargo, jamás pude compartir mis sueños con nadie, desde que empecé a hablar de ellos mi familia me detenía, por miedo a que las autoridades se dieran cuenta e interpretaran mis ideas como burlas al "Gran Líder" del que se han contado historias tan increíbles como mis fantasías, pero nunca se enteraron de que siempre volvía a mi mundo de ensueño en secreto.

Esa era la vida en mi infancia, pero a medida que el tiempo pasaba y yo crecía, empezaba a notar el sacrificio que hacían mis padres, con tal de que su único hijo no pasara hambre como ellos lo hacían. En mi pubertad, ellos simplemente no podían seguirme alimentando, por lo que yo empecé a trabajar para conseguir comida. No tardé mucho tiempo en darme cuenta de que, al igual que mis padres se sacrificaban por mí, yo tendría que sacrificarme por mí mismo y por mis hijos, si algún día fuera a tenerlos.

Sin embargo, había una salida que me podría dar una vida más estable... apenas tuve la edad necesaria, me enlisté en el ejército.

La experiencia fue como salir de un infierno para entrar en otro, los entrenamientos para mejorar mi fuerza física y mental remplazaron por completo lo que antes producía el hambre: dolor por dolor. Aunque perdí contacto con mi familia, ahora ellos no tienen que preocuparse por mí porque ahora puedo comer regularmente.

El niño que no hacía más que fantasear se convirtió en un soldado, el fuego de los dragones con los que soñaba se convirtió en las balas disparadas en el campo de tiro, los monstruos se transformaron en añoranzas de reencontrarme con mi familia y todos los sueños se transformaron en el simple deseo de un mejor futuro.

Con este estilo de vida crecí hasta llegar a una edad adulta, tenía un cuerpo fuerte y mucha habilidad con las armas con las que esperaba nunca tener que disparar contra alguien. Dado mi alto desempeño durante los entrenamientos, recibí órdenes de ir a hacer guardia en un edificio de la capital del país, donde se iba a llevar a cabo una reunión importante, pero secreta por lo que no podía saber qué iban a hacer en ese edificio. No solo era el primer trabajo que tenía, sino también la primera vez que visitaba la capital.

Mientras me llevaban hacia el centro del país junto con algunos compañeros, todos de un rango similar al mío, empezaba a notar como se iba transformando el paisaje a mi alrededor. El cielo era el mismo: gris, pero las calles eran más limpias, las ropas más finas y las personas estaban en mejor forma. Me hallaba en una ciudad completamente diferente a cualquier lugar que haya conocido, lleno de monumentos, altas edificaciones y dos grandes estatuas de bronce con la forma de El Gran Líder y su padre.

Antes, la única estatua que estaba ahí era la de su predecesor, quien también fue el fundador del país, pero hace pocos años también se construyó la imagen de su hijo.

Recuerdo las historias que me contaba mi familia y que enseñaban en la escuela acerca de El Gran Líder, trataban de sus revolucionarias proezas dirigiendo las fuerzas militares y de cómo trajo paz al país. Nos relataban que nació en una montaña sagrada y que su nacimiento, profetizado por una golondrina, trajo al mundo una nueva estrella en el cielo y un doble arcoíris se posó sobre el monte. Su vida fue ejemplo de cómo se debe gobernar. Sin embargo, hace unos pocos años falleció en un accidente de tren y todo el mundo lloró su muerte... algunos por tristeza genuina, otros por ley.

Buscador de la libertad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora