Corazón roto

13 1 0
                                    




Me detesto. Detesto todo lo que ha sucedido hasta ahora. Los detesto a todos. Pero sobre todo a él.

Mason Pines es el que ahora se hace llamar mi novio, no es que hubiésemos querido que fuera así­. Todo se nos complicó gracias a su melliza.

Nuestras familias son muy amigas desde antes que tuvieran hijos, por lo que suelo frecuentar su casa, sin embargo, esa vez, fue con el propósito de celebrar otro dí­a más de vida de la señora Pines. Por lo que todos ellos lucían impecables, en especial su hijo, quien no solía usar más que camisetas con estampados, realmente se veía diferente.

Al saludarlo, le hice ciertos cumplidos para enojarlo, lo cual funcionó de maravilla. Su cara toda roja por la rabia realmente me hacía reí­r y él lo sabía, por lo cual simplemente se volteó para seguir saludando a las amigas de su madre que iban llegando.

Pasada la media noche, todo se estaba volviendo aburrido, así que tomé un par de botellas de champagne y me dirigí­ a la habitación de Pino; para mi suerte, no estaba ahí­. Bebí mientras veía una película de comedia que no dada risa, hasta que por fin el alcohol empezó a hacer efecto, eché una carcajada cuando vi que a un chico lo tiraban al mar y este fue despedazado por tiburones, que personas más idiotas.

El dueño del cuarto llegó unos instantes después, me dijo algo a lo que le resté importancia, parecía molesto, me le insinué un poco -como siempre hago con todos- y su enojo aumentó, por lo que le ofrecí de lo que aún continuaba tomando y para mi sorpresa, lo aceptó sentándose a mi lado.

Después es todo borroso. Me quité la parte superior de mi ropa y por alguna razón terminamos peleando, llegando un momento en el que para quitármelo de encima, lo tuve que morder tan fuerte como para dejar marca.

Justamente en el cuello.

Posteriormente, me dormí­ y él hizo lo mismo.

A la mañana siguiente, me removí­ en la cama y abracé algo que en ese instante me parecía  una almohada para seguir durmiendo, pero un instante después, llegó Mabel llamándonos para desayunar. La chica soltó un gritillo y posteriormente, la puerta fue azotada. Estaba muy adormilado como para reaccionar en ese instante, así que me senté en la cama para tratar de despertarme un poco y, ahí fue cuando vi la escena que ella había visto; lo que yo había creído una almohada era nada más que un muchacho de cabello castaño sin camisa.

Lo llamé y cuando por fin me hizo caso, me alarmé al ver la marca en su cuello, pero antes de que le pidiera que la ocultara, entraron sus padres junto con su hermana. Al parecer los habí­a traído para que vieran que "Tení­a razón y había algo más entre nosotros".

Quería morirme en ese instante. Por lo qué huí hasta mi casa, después de todo, estaban cerca.

Grave error.

Mis padres estaban esperándome, pidiendo una explicación  de algo que no iban a entender, por lo que dejé que hablaran todo lo que quisieran, hasta que se me fue ordenado ir otra vez con los Pines y hablar con Dipper. Eso hice.

Quedamos en que fingiríamos una relación abierta sin sentimientos de por medio, después de ver los beneficios que esto nos traería.

-Recuerda... El que se llegue a enamorar, saldrá perdiendo.-.

Dicho esto, cerramos el trato.

Así­ que bajamos a la sala tomados de la mano para confirmarlo con nuestras familias. Las tres mujeres se veían felices, mi padre me miraba con aprobación  y el suyo, literalmente me estaba asesinando, por lo que le lancé una pequeña ojeada un tanto descarada y abracé a su hijo. Si podía enfadar a los demás con esto, realmente no me importaba.

Asesino de amorWhere stories live. Discover now