Capítulo único

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Aquellos delgados fragmentos pincelados de anaranjado dijeron adiós al compás del viento, dándole un último beso a su adorado soporte rugoso. Era otoño cuando Jongin observó el atardecer, pensativo, preguntándose si estaba haciendo lo correcto. ¿Sería egoísta si solo ignorara esas frases llenas de odio? ¿Sería egoísta dejarlo ir?

Él supo cuándo fue que todo estuvo derrumbándose, pero decidió callar. Supo por qué de pronto las cosas ya no eran las mismas, pero decidió seguir sonriendo ante todo.

Jongin piensa que Kyungsoo era como un cristal de diamante. Podría parecer frágil, pero era mucho más fuerte de lo que aparentaba.

Pero un día, no soportó más, viéndolo escondido con expresión melancólica en la sala de danza; soltando temblorosos suspiros mientras tomaba su propio cuerpo entre sus brazos como si fuera a romperse. Simplemente, no pudo más.

Se acercó a él en silencio, rodeándolo con su cuerpo. Sintió cómo de inmediato Kyungsoo se tensó, pero no se alejó de aquella calidez, porque después de todo, ellos eran su propio soporte.

-Estoy bien, no te preocupes... -susurra él, dándole una sonrisa pequeña-. Solo estoy un poco cansado, creo que iré a dormir temprano.

Y Jongin solo asiente, dándole un beso en el cabello para ver cómo él recoge sus cosas y se va del salón, dejándolo con más dudas que ayer.

Él ahora lo ve como un triste cristal de diamante.

«Todo comenzó a derrumbarse al notar el vacío entre tus dedos, este amor tiene la forma de tus lágrimas. A pesar de que escondas tus dudas, no lo demuestras».

* * *

Cuando Jongin y Kyungsoo decidieron escribir su propia historia juntos, se habían prometido permanecer firmes. Negarse si en algún momento la directiva les pedía «pensar mejor las cosas», ignorar los cuchicheos negativos de sus compañeros de trabajo... soportar falsas parejas. Era casi un suicidio laboral lo que estaban haciendo, pero no les importó. Su respuesta ante los constantes pedidos de romper fue siempre un «no».

Podría decirse incluso que su amor empezó como un océano puro y transparente, y que fue llenándose de matices brillantes. Pero las lágrimas derramadas fueron tiñendo ese resplandor, volviéndolo opaco cada día que transcurría. Las discusiones, el temblor en sus manos, la acidez del dolor se volvió una rutina.

Y ese océano de matices radiantes y turbios se empezó a secar cuando él susurró:

-Creo que debemos termi-

Aferrarse es lo que quedó.

-No -fue la respuesta de Jongin.

«El amor, ese océano transparente y sin color, lo fui tiñendo a profundidad...».

* * *

Era confuso cómo las palabras decían una cosa pero su mirada decía lo contrario. Sus abrazos eran cálidos, su mirada llena de amor, pero ahí estaba la frase flotando alrededor de ellos en silencio, a la espera de ser respondida.

Y por un tiempo, todo parecía volver a ser como antes.

Hablaron de sus proyectos laborales, de sus metas. Comían ramen traído de su mánager, escondidos en la sala de danza que estaba a oscuras, siendo cubiertos por sus amigos cuando algún aprendiz curioso andaba por ahí. En esa falsa burbuja, ambos saben que lo inevitable pasará y que pronto, no volverán a compartir ese ramen, ni hablarán de sus proyectos, ni de su futuro.

Diamond Crystal » KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora