Distracción Color chocolate.

One-shot

Él no quería distracción alguna, él no quería ser como esos hombres bobos que se comportan ante una chica. Él no era así.

Él no era de esos hombres que se enamoraban a la ligera, aunque nunca se enamoró ni le intereso alguna mujer.

Él, Trafalgar D. Water Law, nunca se enamoraría.
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La oscuridad y el frío lo rodeaban, lo acobijaban lentamente. No quería despertar se sentía bien, pero tuvo que hacerlo al sentir como una voz lo llamaba a lo lejos.

—¿te encuentras bien? —la voz era serena y transmitía calidez, una extraña calidez que lo sacó de la oscuridad.

Y así, entre la calidez de la voz, pudo abrir sus ojos.

Lo primero que vieron sus ojos grises fueron los grandes ojos achocolatados de alguna persona que lo miraba fijamente. Una mirada de preocupación que rápidamente supo.

Lo segundo fue una cabellera rubia que le llegaba hasta los hombros, recogido en dos coletas. Dándole, para él, un aspecto inocente.

—¿me escuchas? —volvió a decir ella y al fin él había salido de su ensoñación.

—¿quién eres? —fue lo primero que habían dicho los labios del pelinegro.

La rubia lo miró atónita y se puso recta en el lugar, supo que estaban rodeados por árboles.

—mi nombre es Lucy —respondió sonriente la joven sin mostrar pizca de miedo u otra cosa que lo hiciera desconfiar —¿y tú? ¿Cómo te llamas?...

El pelinegro miró a su alrededor y vio que tenía una venda en su brazo, él no recordaba haberse herido.

—no se de donde has caído pero lo vende por ti —habló ella dándose cuenta de la mirada gris hacia la venda.

—Law —dijo como respuesta después de pensarlo unos largos segundos.

—encantada de conocerlo, ¿de qué gremio eres? —volvió a indagar la rubia sonriente.

Él frunció el ceño ante la pregunta y miró sus ojos marrones fijamente. No sabía si sonaría tonto si preguntase algo que parecía común para ella.

Lucy abrió sus ojos con sorpresa, como si entendiera la mirada del joven.

—¿no perteneces a ninguno, cierto? Yo pertenezco al gremio más fuerte... Fairy Tail —y levantó sus brazos a los lados como si quisiera demostrar lo grande que era el lugar.

Law quedó más confundido, ya que no conocía tal organización. No entendía lo que pasaba ahí.

—¿qué eres? —preguntó él con cautela, sin dejar de analizar a la rubia.

—soy una maga celestial —tocó con sus dedos un llavero y sonrió, como si hubiera nacido con esa sonrisa.

—"¿maga...celestial?"

El joven de cabellos negros se encontraba perdido, ya no sabía adonde se encontraba.

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—te encontré cuando me iba al tren, ya terminé mi misión y ya me iba a mi gremio... Estabas inconsciente y no sabia que hacer... —la rubia seguía hablando, contando detalles que su cabeza confundida estaba absorbiendo a duras penas.

—¿los magos hacen misiones? —se atrevió a preguntar.

—claro, la gente nos paga y nosotros ayudamos con nuestra magia...

—¿qué es eso de celestial? —él quería saber de todo ese lugar.

—maga celestial es una magia que pocos podrían utilizarla... Solo necesitamos una llave e invocamos a los seres celestiales... Mira —sacó su llavero y se lo empezó a mostrar —las doradas son del zodiaco... Y las plateadas son de otros seres celestiales... Como plue... Es un amiguito que siempre me acompaña, aunque le permití volver a su hogar... Después esta el rey celestial... —ella seguía explicando con tanta facilidad y con sus ojos brillando de felicidad.