Capítulo I

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Capítulo I: Jason y Yicel

Todo empezó hace aproximadamente 4-5 años...

Se conocieron como toda pareja en la actualidad; por las redes sociales. Fue algo repentino y muy incierto, pero lo cierto es que se conocían, o al menos antes habían cruzado miradas, en el mismo barrio que una vez residían.

Jason, él era tímido, pero expresivo cuando escribía; Yicel, ella era introvertida, callada y reservada en persona hasta que llegaba a conocer bien a la gente.

Él tiene 22, ella dudas y mucho temor al futuro y, unos dulces 17.

Al principio, todo fue como en esas novelas clichés que te venden y abundan en todas partes. Era todo besos, de esos húmedos que crean sensaciones en las puntas de los dedos y que te hacen sentir como el va a tener un paro del miocardio, que te hacen volar como cerdo sin alas y, sentirte en el cielo, o cerca de el.

A él le cautivó mucho su forma única de ser, de actuar, su inocencia. A ella... a ella le gustó estar con él, porque al parecer en un principio no había desarrollado ningún apego hacia su persona -o, a lo que muchos llaman "enamorarse"-, y de momento todo quedaba ahí: en una simple atracción. En simples besos en la esquina, en escapadas después de clases y en fugaces encuentros en lugares poco habitables. Se volvió un deporte, una rutina incesante e inagotable. Se sentía bien, los sentían bien.

Abrazaban esos momentos de locura y pasión en los que se les veía fundir uno del otro, como cuando mezclas el café con la leche, al punto de no distinguir entre uno y el otro. Se perdían en momentos feroces de apasionados y acalorados besos, que a ella le hacían arder su piel y erizarse de manera espeluznante, pero fascinante. Mojados en fluidos corporales, expresaban una inmensa pasión que parecía no acabar, o al menos no cesar hasta saciar las ganas que yacían en ambos. Se revolcaban en sabanas que oprimían gemidos; gemidos que parecían cantos de pájaros en el campo. Gemidos que no mentían, porque la piel erizada se los impedía.

Pasada dos horas y media de puro amor recíproco, él dice:
- ¿Has pensado en lo bello que es nuestro amor? –mientras la recostaba en sus hombros, donde ella se sentía tan segura y protegida. A lo que ella responde –Sí, no solo lo he pensado, he sido testigo.

En ese preciso momento, ella tenía que irse, ya que aún vivía con sus padres, los cuales no sentían gran entusiasmo por Jason, del cual habían recibido un sin fin de rumores; unos ciertos y otros tan descabellados como lo exagerado que eran sus padres.

"¡Ring, ring, ring!" se escuchaba su teléfono celular al llegar los mensajes de Jason, normal después de cada encuentro.
-Yicel, ¿Qué dijeron tus padres esta vez?
-Nada fuera de lo normal. Lo mismo. Que debo alejarme de ti, que no eres sano para mí y que solo debo concentrarme en mis estudios y nada más, - respondió Yicel, un poco preocupaba porque, de alguna u otra manera sentía que sus padres –sí, esos que no quieren tolerar a Jason-, tenían la razón de que, ella tenía que ser una persona independiente, y para ello tenía que trabajar duro. Ser diferente, ser como fueron sus padres.

Unos meses después, luego de unos pocos encuentros y mensajes cortantes de parte de Yicel, ella decide que... tienen que hablar sobre su futuro juntos y que debe tomar una decisión algo difícil, pero necesaria...

Ella Y ÉlWhere stories live. Discover now