Capítulo 2

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Entre sentimientos y copas


¡No! Ella no está embarazada. Eso mismo pensó en el momento de sentir el suspenso adherido a ese mensaje. Al parecer la cosa estaba de mal en peor debido a sus padres que no querían que ella se envolviera en el tipo de juventud de ahora; esa juventud que ya han perdido todo contacto con la realidad ante las cosas verdaderamente importantes. Por crear mundos virtuales donde ellos son los protagonistas de un universo que al final del día, ellos son las víctimas, pero ¿Quién soy yo para establecer lo correcto e incorrecto?

Él es de este tipo de personas que se entrega para que aquella persona que esté a su lado nunca se sienta sola. Que siempre esté consciente de que hay que ver las cosas desde otro punto de vista a pesar de las adversidades. Él es así. Así es con ella. De esa manera la ha tratado y desde un principio supo establecer esas necesidades emocionales que son más fuertes que las sexuales. Ella no era la típica chica que deseaba a ese chico perfecto caído del cielo como un ángel. A ella le preocupaba qué le agradaba a él también. Y el amor de dos es eso: amar sin exigir que el otro sea perfecto para ti. Tú debes ser perfecto para ti mismo y de esta misma manera, buscar el balance entre esas pequeñeces que hacen que una simple relación sea más que una relación. Que sea un vínculo. Una confidencialidad de dos que con el tiempo se hace uno. De eso se trata, o por ahí va el asunto...

Pero en esa misma línea, ¿Qué pasa cuando ese vínculo es solo ejercido por una mitad y la otra se ve totalmente eclipsada? ¿Qué sucede si ya las cosas no son como antes y en vez de conversaciones de noches bohemias junto a Sabina y un buen vino, las cosas simplemente dejan de ser? Es como cuando aprendes el maravilloso y perfecto concepto del efecto mariposa y, sabes muy bien que en este caso encajas.

En esa llamada, ella no solo expresaba el que ya no podían seguir más por cuestiones familiares. También anunciaba la tormenta que se avecinaba al no estar juntos. Al no tenerla y a solo conformarse con recuerdos que el tiempo se encarga de aniquilar, como los revolucionarios franceses aniquilaban a la nobleza en el filo de la guillotina.

Son momentos de desolación emocional –y para algunos, existencial-, en el que se sumergen sentimientos que sabes que te hacen perder el control emocional y cometer locuras. ¡Sí, locuras dije!

Eso mismo pasó por la cabeza de Jason; alborotadas ideas que no pintaban nada bueno o coherente y acompañados de unos tragos con sabor a amarguras. Se dirigió corriendo como turpial que vuela por su vida a casa de Yicel.

Daban alrededor de las 11:37 P.M. cuando...

- ¡Yicel, Yicel! ¡Esto no puede acabar y no me importa lo que tus padres piensen! – exclamaba Jason justo al frente de casa de Yicel al mismo tiempo en el que sus padres despertaban de espanto al escuchar tan ruidosos gritos.

- ¡¿Qué está pasando?! -, preguntaba con tono exasperante mientras se levantaba de la cama, a lo que responde Yicel, -No tengo idea papá. A lo mejor no es en esta casa-, aclamada Yicel, con la intención de que su padre no saliera de la casa y notase que quien realmente estaba gritando como loco, era Jason.

- ¡Sal de ahí Yicel, no me importa que tus padres sepan que estoy dispuesto a cualquier cosa con tal de estar contigo! –insistía Jason, haciendo caso omiso a que no estaba coherentemente consciente de lo que estaba haciendo.

A lo que Yicel responde:

- Debes irte de aquí Jason, no quiero problemas y mi padre es muy terco. ¡Vete por favor!

- ¡No me iré al menos que decidas luchar por lo nuestro! ¡No te rindas así tan fácil! –responde encaradamente Jason, mientras el padre de Yicel abría la puerta.

- Mire joven, ¿Usted tiene problemas? ¿Cómo se le ocurre venir a mi casa a estas horas de la noche a gritar como loco? ¿Qué le pasa? ¡Lárguese de mi casa antes de que llame la policía! –respondió con enfado y airado el padre de Yicel mientras tomaba el teléfono para cumplir su advertencia.

En ese preciso momento en el que las cosas se tornaban cada vez más y más tensas, pasó Robert, un viejo compañero de la secundaria y se percató del altercado. No tardó en interrumpir la discusión acalorada que se producía entre Jason y el padre de Yicel. De manera incómoda pero necesaria, pudo llevarse a Jason prácticamente a "rastras" y de esta manera evitar lo que pudo haber sido la primera noche en la prisión para Jason...

Ella Y ÉlWhere stories live. Discover now