Primer día de mudanza

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Desde el primer día en que nos mudamos me sentí incómodo. Recuerdo que mis padres y yo entramos a la casa minutos antes que los sujetos de la mudanza llegaran. Al entrar, lo primero que notamos fue el penetrante olor, muy similar a la peste que despide la dentadura postiza de un anciano con poca higiene. Además, había toda clase de plagas, desde cucarachas hasta ratas del tamaño de un gato. Juro que vi una de esas ratas justo al entrar.

La casa era horrible, pero enorme, en una zona boscosa alejada de la ciudad, en un vecindario amigable, y lo más importante es que era ridículamente barata. El precio fue la razón principal por la que mis padres adquirieron dicha propiedad, y yo siendo un chico de 14 años no tuve ni voz ni voto para protestar.

Tardamos aproximadamente cuatro horas en arreglar la casa para que fuera mínimamente habitable, incluso con los de la mudanza ayudando. Cuando por fin terminamos, fui a mi nueva habitación, me acosté boca arriba y puse música para intentar dormirme.

Por sobre la música, alcancé a oír que mis padres me decían que irían a comprar comida para la cena. No les contesté, de todas formas se suponía que ya estaba dormido. Pasaron cinco canciones de mi playlist cuando comenzó a sonar una de mis favoritas. La canción era hermosa, pero evocaba recuerdos tristes en mí. Hacía que pensara en mis viejos amigos y los buenos momentos que pasamos. Cuando la canción terminó, ya no quise seguir escuchando música, así que me quité los audífonos y abrí los ojos. Ya había obscurecido y la única luz prendida era la de mi habitación. Para entonces no era un chico temeroso, por lo que sin problemas salí de mi habitación a prender las luces del pasillo y luego bajé las escaleras para prender las de la sala. Estando en la sala, decidí quedarme en el sillón con el celular para mientras venían mis padres. Todo transcurrió con normalidad como por media hora, pasado este lapso, noté algo. La luz del pasillo estaba apagada, y recordaba a la perfección que la había prendido. Al principio mi estado era más de extrañeza que de temor, pensé que quizás el sistema eléctrico de aquella casa era defectuoso. Cinco minutos después la luz de la sala se apagó, con esto creí haber confirmado mis sospechas. Me levanté a travesear el interruptor, primero lo bajé, pero cuando lo subí la luz volvió al mismo tiempo que sentí con claridad como una mano de gran peso pasaba dándole un golpe a mi hombro. De inmediato brinqué y me voltee a ver que había sido aquello, pero no encontré nada en un primer momento, pero al agudizar la vista alcancé a ver una sombra en movimiento desde la luz del pasillo que yacía prendida. En el instante del escalofrió, desperté y por sobre la música en mis audífonos escuchaba como mis padres me avisaban que irían a comprar comida para la cena.

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⏰ Última actualización: Jan 15, 2018 ⏰

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