Stan Uris;

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Junio 1988

*Narra Vicky*

No puedo creer que esté ayudando a remodelar la casa del perdedor de Stan Uris. No sólo remodelar, si no limpiar como si fuese una sirvienta, es verano, debería estar divirtiéndome con mis amigas, o eso lo hice anoche.

Y todo es porque Stacy, mi amiga, me engañó. Dijo que este lugar, la casa del rabino, iba a estar deshabitado por una semana. El tiempo suficiente para hacer una fiesta y luego limpiar, pero a la mitad de la noche apareció el rabino con su esposa y su hijo, Stan Uris, un perdedor de mi clase. Gracias a esto mi madre me regañó por tres horas por haberme escapado de casa y le prometió al rabino que ayudaría y limpiaría su casa por una semana. Los padres de Stacy obviamente no hicieron nada, la consienten demasiado.

-¿Por qué a mi?-Digo en voz alta sin darme cuenta mientras lavo, en la cocina, con mucha dificultad el rodillo que tiene pintura celeste hasta adentro.

-Hola Vicky-Me dice Stan.

Veo que baja la escalera, recién se levanta. Que suerte tiene.

-Victoria-Digo.

-¿Qué?-Me pregunta mientras se para al lado mío y saca un vaso de la alacena.

-Me llamo Victoria, no Vicky-Le respondo de mala gana mientras estrujo el rodillo.

-Mm bueno. ¿Te puedo preguntar algo?-Me dice Stan.

-No Stan, limpiar tu habitación no es parte del trato-Le digo mientras tomo otro rodillo para lavar.

-No no, eso no-Me responde casi interrumpiéndome.

-Entonces escúpelo-Le digo.

-¿Por qué mi casa y no otro lugar?-Me dice.

-No lo sé, pregúntaselo a Stacy-Le respondo mientras suelto las cosas y apoyo los brazos en la mesada en señal de que estoy cansada.

Pasan unos segundos en silencio.

-Ah, bueno. Ten una linda mañana-Me responde mientras se va.

Noto que Stan se va con el vaso vacío, que despistado, siempre me pareció muy tierno, creo que no debo tratarlo mal, después de todo yo me infiltré en su casa...

*Narra Stan*

-No lo sé, pregúntaselo a Stacy-Dice Victoria algo cansada.

Su cabello castaño hasta el codo se sacude un poco cada vez que estruja el rodillo. No me mira a los ojos, pero sé que son oscuros y profundos. Su remera color crema tiene manchas celestes de la pintura, al igual que sus pantalones. Pero aún así, se ve radiante como siempre. La estuve observando todo el año, no hay que malinterpretar, sólo es que me gusta.

-Ah, bueno. Ten una linda mañana-Le respondo saliendo de mis pensamientos. Tomo el vaso y me voy muy distraído hacia el comedor.

-Stan-Escucho que me llama.

-¿Qué sucede?-Le respondo con curiosidad.

-No vas a tomar nada?-Me pregunta.

Miro mi vaso y me doy cuenta que está vacío, en ningún momento le había servido nada.

Me sonrojo de vergüenza y abro la heladera para sacar la leche.

Noto como se rie y sigue con lo suyo. Debe creer que soy un idiota, me lamento y me voy al comedor.

Luego de terminar mi vaso y comer una fruta, tomo mi bicicleta y me voy al parque. No hace ni falta avisarle a mi padre, seguro ni nota mi ausencia, el tema de la remodelación lo tiene en otro mundo.

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