Parte 3: Sustos que dan gusto

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—Dijiste que lo de ayer fue un buen sexo ¿No? —Lo interrumpió sin ningún rastro de timidez en su voz... y es más; tenía un toque de lujuria en ella.

—¿Eh? —El rubio parpadeo varias veces antes de responder la insinuante pregunta, ya parado frente a él —S-Si, sin duda.

—¿No te gustaría recordarlo? —El pelinegro relamió sus labios antes de acortar su distancia tomando al mayor por sus caderas y acercarlo peligrosamente a él.

El mayor fijó su mirada sobre los apetitosos labios del menor, tenían un perfecto color; eran perfectos. En ese punto YoonGi se preguntó si encajarían con los suyos.

—¿A qué te refie-

YoonGi no pudo decir más porque el menor capturó sus labios con los suyos, en un beso; lleno de necesidad y el rubio mentiría si dijera que no correspondió al beso con la misma intensidad.

Tan demandante.

Allí se encontraban ambos, comiéndose la boca con desesperación.

Aunque YoonGi juraba tener más experiencia ¡El pelinegro besaba como los dioses!

El mayor sentía como la traviesa lengua del contrario exploraba toca su cavidad bucal, y claro que él tampoco se quedaba atrás.

YoonGi estaba tan concentrado en el beso, que no sintió cuando ambos empezaron a moverse; ya que cuando menos lo notó, el mayor se encontraba recostado boca arriba en la cama del contrario, y el pelinegro sobre él, repartiendo besos por el cuello desnudo del mayor. Maldita polera que tanto estorbaba.

En el momento que el menor se abrió paso entre las piernas del mayor, bajó sus manos hacia el pantalón con la intención de quitárselo de un tirón... YoonGi abrió los ojos con sorpresa y empujó al pelinegro, separando el ardiente beso.

—¿Q-Qué crees que haces? —Preguntó poniéndose de pie.

—¿No es obvio? —Dijo el menor con una sonrisa de lado —Te quito el pantalón.

— Sí —Rodó los ojos —Pero ¿Para qué?— Volvió a preguntar con una ceja alzada.

—Para follarte.

YoonGi dejó escapar una risa escandalosa, fue lo más gracioso que escuchó en su vida; esperaba que el contrario le dijera que le haría una mamada, no esperó aquello, por lo que estuvo riéndose por un par de segundos; hasta que se limpió una lágrima imaginaria suya, con su dedo índice.

—Creo que te confundiste amiguito, yo no soy pasiva. —Habló YoonGi.

—¿Enserio? —Mencionó en todo burlón— Eso no dijiste la otra vez.

—Si mal no recuerdo aquella vez, fui yo quien te la metió.

—Es cierto, fue así —Aceptó el menor —Pero luego de eso, yo-

El pelinegro continuó con su narración... Y todo le vino a la mente como un golpe bajo, muy bajo...

"Era YoonGi. Estaba echado sobre la cama boca arriba y el lindo pelinegro con sonrisa de conejo estaba rozando su hombría con la entrada del mayor.

¡Sorpresa! ✩ YoonKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora