Siempre dicen que no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. Pero hay veces... Hay veces que no te conviene seguir la sabiduría popular. Hay veces que tienes que respirar hondo y dejarlo para el día siguiente.
Mirar el calendario, ver que es lunes y decir:
-Mañana.
Mirar el calendario, ver que es martes y decir:
-Mañana.
Mirar el calendario, ver que es miércoles y decir:
-Mañana.
Mirar el calendario, ver que es jueves y decir:
-Mañana.
Mirar el calendario, ver que es viernes y decir:
-Mañana.
Mirar el calendario, ver que es sábado y decir:
-Mañana.
Mirar el calendario, ver que es domingo y decir:
-Mañana.
Así pasan los días, las semanas, los meses. Tal vez incluso los años. Pero algún día dejará de hacer falta. No tendrás que obligarte a dejarlo para el día siguiente. Entonces mirarás atrás y agradecerás haberlo dejado para mañana día sí y día también. Porque en esos momentos, merecerá la pena estar vivo.
De modo que abre los puños. Destensa los hombros. Sécate las lágrimas.
Respira hondo y repite conmigo: mañana.
Si mañana vuelves a sentirte así, vuelve aquí. Vuelve a leer esto. Vuelve todas las veces que haga falta. Sé que algún día no lo necesitarás pero si ahora lo haces, aquí estoy. Y da igual lo que pienses sobre ti, estoy orgullosa de que sigas luchando.
Una vez más, por favor. Léelo en voz alta.
Mañana.
Es una promesa, ¿vale?
Mañana.
