1. Gravity Falls

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Amanecía.

Los altos edificios reflejaban la claridad del cielo, contrastados con todas aquéllas cabañas y edificios más pequeños que los rodeaban. Y es que esa era la magia de Gravity Falls.

Luego de unos años, se había convertido en la ciudad tecnológica más importante del estado y país, ganándose el cariño de todos por su aura acogedora y misteriosa.

Pronto el olor del despertar se hizo presente, las tazas humeantes y desayunos recién hechos se sirvieron con pulcritud en la mesa, y los ciudadanos se levantaron de buen humor, como todos los días.

Menos cierto castaño, que gruñía por lo bajo al escuchar los chillidos incesantes de la alarma de su melliza en el piso de abajo. Se levantó de mala gana y arrastrando los pies bajó las escaleras

—¡Buenos días Dipper! —Chilló su, aún adormilada, hermana

El mellizo murmuró algo parecido a un buenos días  y se dirigió al baño. Quizás una ducha lo haría sentirse mejor

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Siempre había amado Gravity Falls con todo mi corazón, pero ahora odiaba la forma en que parecía que las altas edificaciones con anuncios mañaneros se burlaban de mí.

Intenté correr más rápido, tropezando en el intento y cayendo de bruces al piso, mierda, ¿Que más quieres de mí, maldita vida?

Miré el reloj de mi celular, 7:45 a.m , iba muchísimo más que retardado a mi primer día en la universidad, aunque ciertamente no sé si cuenta como uno

Mabel, por supuesto, no había venido conmigo. Hace un par de meses uno de los inversionistas más importantes de la ciudad se había acercado con gran interés a nuestra pobreducha escuela, con la intención de encontrar mentes brillantes a las qué becar para la importantísima, y recalco, IMPORTANTÍSIMA, universidad privada, a la que toda mi vida había soñado ir.

Pero mis tios no podían permitírselo, no es que fueran tacaños (aunque Stan un poco), ¿pero como sabrían que tendrían que hacerse cargo de nosotros tras la muerte de nuestros padres?, y como aceptaron inmediatamente encargarse de nuestro bienestar, en vez de enviarnos a un orfanato, no podía reprocharles el hecho de que yo ya no podría estudiar donde quería.

O bueno, eso pensé hasta que entregué mi apreciado invento a las manos de Fiddleford Mcgucket

—¿Que es esto chico? —Preguntó mirando el pequeño aparato en forma de pistola

—B-bueno —froté mis manos sudorosas entre sí, intentando relajarme, era la oportunidad de mi vida y no podía perderla — Es un detector de anomalías, en ésta pantalla que está aquí se traza en una gráfica el nivel de rareza que contiene un objeto, una persona o incluso el mismo ambiente... S-solo hay que configurarlo al gusto... A mí me sirvió mucho en mis investigaciones...

—Vaya... Que interesante chico. Tienes una mente brillante, ¿que tal si te pasas por la universidad para que les des un vistazo? A ver si decides quedarte

Sonreí ante el recuerdo y el festejo que le vino después por parte de la familia, pero esa sonrisa cayó inmediatamente al recordar que iba casi media hora tarde, y que la impuntualidad era algo que quizás no se llevaba muy bien con Mcgucket.

Desaceleré mi paso al encontrar las grandes letras azules en las que se leía “C. U. T. G. F” (Centro universitario de tecnología de Gravity Falls), Sequé mis sudorosas manos en mis jeans y acomodé mis rizos. Respiré hondo y empujé la puerta de cristal

Immortals/ [Billdip] [Story AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora