Forever. Joel Pimentel

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Me removí inquieta en las sabanas. El sudor deslizaba por mi piel, mi pecho subía y bajaba rápidamente. Me levanté colocando mis brazos a mis costados, dejando las sábanas deslizar

-¿Estás bien?- Escuché su melodiosa voz envolviéndome. Dejando todos los malos pensamientos y temores atrás. Colocó su mano en mi muslo; moviendo de arriba a abajo su pulgar en un intento de calmarme

-Si, no pasa nada- Me volví a recostar en mi almohada. Se derrumbó a mi lado. Lo rodeé con mis brazos pegándolo a mí, acariciando su cabello. Me removí un poco para quedar frente a él

La luz de la luna entraba por la ventana iluminando sus ojos castaños, ocasionando que sus pestañas se notaran todavía más largas de lo que son en realidad

-Soñé con la vez que nos conocimos, cuando me tiraste el café encima- Sonrió de lado sin mostrar los dientes-. Y nuestro primer beso

-No me lo recuerdes, todavía no supero que te quitaste- Encajó su cara en el espacio entre mi cuello y mi hombro

-Me tomaste por sorpresa, bien sabes que me encantabas- Hizo un puchero-. Encantas- Rodé los ojos cuando el me empezó a hacer cosquillas en el estómago

-También soñé cuando te fuiste- El pasó un brazo por mi cintura juntando nuestros cuerpos aún más. Me miró con arrepentimiento

-Siempre fue lo mas duro, pero te prometo que nunca te volveré a dejar- Pasó su mano desocupada por mi cabello, pegando mis labios a los suyos. Podría estar con el por toda la vida y nunca me voy a acostumbrar a sus labios. Un llanto me sacó de mis pensamientos, se separó de mí sin dejar de envolverme-. Nunca las volveré a dejar

-Te toca- Embarré mi cara en la almohada, quitando sus brazos de mí para que se levantara

-Solo por que la amo señora Pimentel- Sentí el colchón rebotar cuando se levantó de la cama

-¡No soy señora!

-Tengo un certificado de matrimonio que dice lo contrario- Dijo alejándose de mí, caminando hasta la habitación de nuestra pequeña de tan solo 3 meses, tan perfecta como Joel