persona b: a, ¿por qué no lo admites? estamos perdidos —mira a su pareja quien conducía por primera vez desde que consiguió su licencia.
persona a: no estamos perdidos —gruñé inflando sus mejillas.
dos horas después.
persona b: —conduciendo—. te dije que yo debía manejar.
persona a: —molesto de brazos cruzados en el asiento de copiloto—.