III

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Steve se quedó estupefacto varios segundos, con los labios aprisionados entre los de su compañero, la confusión lo había inmovilizado. En su espalda, los brazos de Tony lo sostenían con increíble fuerza, los dedos de sus manos incrustados con violencia en su piel. Podía sentir en su boca el sabor de su propia sangre inundándolo todo.

Comenzó a luchar, sus manos intentaron alejar el cuerpo que lo aprisionaba, su rostro intentaba alejarse con todas sus fuerzas y no podía sentir otra cosa más que el dolor que le producía los dientes de Tony, que con cada intento, se incrustaban más y más en la carne de sus labios.

Un grito de rabia comenzó a emerger desde la profundidad de su garganta, y sólo entonces Tony aflojó la fuerza. Se separó de Steve varios pasos, con el rostro impasible, pero los ojos cargados de ira.

-¡¿Qué demonios estás haciendo?! – Gritó Steve enfurecido. Tony ni siquiera se inmutó por el arrebato, en cambio, observó el rostro de Steve paseando su vista desde el pómulo hinchado hasta el labio superior que poseía unas grandes gotas de sangre depositadas en la herida que acababa de producir.

- Querías sentir dolor ¿No? - Contestó mirando a Steve a los ojos – Querías sentir lo que yo siento, eso fue lo que dijiste justo después de que intentaras darme una lección de integridad. ¿Estás frustrado, Cap? ¿Te sientes indefenso?

-Tony...

- No – Soltó Tony con resolución – Tengo un buen número de problemas contigo, Rogers, es más, creo que la lista es más abundante que el número de mujeres que han tratado de demandarme por paternidades ficticias, y eso ya es decir mucho. No puedo resolver todos los asuntos pendientes que hay entre tú y yo, pero sé perfectamente que puedo solucionar UNO.

-¿Y así es como piensas resolverlo? – Respondió Steve, una mezcla de irritación y desesperación en su voz. El arranque que Tony había demostrado, lo había dejado absolutamente desconcertado. Había pasado todo el tiempo desde que recibiera el mensaje hasta el día de la cita intentando encontrar, sin mucho éxito, alguna forma en la que pudiese reconciliar las decisiones que había tomado, con la ya conocida racionalidad implacable de Tony. Pero esto... Nada lo había preparado para esto. Pasó su lengua por el labio herido, intentando limpiar de alguna forma la sangre antes de que comenzara a caer por su barbilla.

-Para variar no estás entendiendo – Dijo con mordacidad Tony- Esto es una forma de venganza. Francamente me encantaría romper esa impunidad en la que vives de una forma más caballerosa, pero también está el problema de que, bueno, planeo sacarte de tu elemento lo más que pueda.

Tony comenzó a acercarse una vez más a Steve, con toda la cautela que fue posible reunir. Avanzaba despacio, con los ojos fijos en los de su interlocutor. No necesitaba descifrar el lenguaje corporal del otro porque simplemente le era irrelevante. Steve iba a resistirse, eso lo sabía, contaba con que lo hiciera, porque si lo hubiese encontrado receptivo, si Steve hubiese cedido completamente ante su primer impulso, Tony se hubiese detenido en ese mismo instante y hubiese enfilado hacia la puerta.
No podía ser dulce. No podía ser cálido, contaba con que fuese una lucha, y tenía todas las esperanzas puestas en dañarse y dañarlo a él. Ambos se lo merecían.

Steve estaba inmóvil. Todo en su interior le exclamaba que detuviera este engaño, y sin embargo no podía. No había un sentimiento que lo paralizase, no había una expectación que él pudiese identificar ni algún tipo de pasión que pudiese reconocer como palpable.

Y sin embargo estaba esto: Con cada paso de Tony, la culpabilidad se mezclaba con un estremecimiento que ni siquiera era capaz de suprimir. Cerca, demasiado cerca. Los ojos de Tony parecían encenderse de furia, lo había dicho el mismo, esto era una venganza. Podía sentir la sangre agolpándose en su cabeza mientras hacía intentos sobrehumanos por no echarse a correr.

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⏰ Last updated: Jan 16, 2018 ⏰

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Conexiones Invisibles (STONY)Where stories live. Discover now