Viernes por la noche, las personas de la pequeña ciudad de Ámsterdam acostumbraban a salir con las personas más cercanas que tenían alrededor de ellos. No era algo realmente común en muchas familias pero si en la mayoría.
—Vamos Anthea, siempre prefieres quedarte de perezosa en tu cuarto, hoy es la primera vez que un chico te invita a una cita y mira como estas.—una señora de cabello blanco grisáceo entro a la habitación de la chica revoloteando toda la ropa que estaba tirada alrededor del cesto.
—No es buen momento para que me digas eso, estoy ocupada.—metió una de las palomitas a su boca.
La miro por unos instantes y respiro profundo.—Si mirar series desde las nueve de la mañana es hacer algo, entonces estás equivocada.—cerro la laptop de golpe.
—¡No!, ya iba a terminar el capítulo.
—No me importa, anda ve y cámbiate que tu madre me ha dicho que nunca quieres salir.
Entrecerró sus ojos.—Osea que tú y mamá hablaron de esto.—buscó alguna prenda en el closet.
—Si, hablamos sobre eso. Le dije que no te iba a decir pero como te hiciste la difícil, mm...
—Soy difícil, pero tú si lograste convencerme.—sonrió cálidamente hacia la anciana.
Margarette era la ayudante que tenía la familia Mellt Nowak para los aseos de la casa. La comunidad de la casa nunca tenía tiempo de limpiar, lavar, cocinar o incluso aveces hasta de dormir.
Era una familia realmente trabajadora, siempre pensaban en el futuro de su pequeña empresa.
La anciana tenía más de 5 años trabajando para ellos, recibía ayuda de otro empleado que trabajaba para ellos. Era mucho trabajo para la anciana.
Dió un respiro profundo y cerró sus ojos.—Bien, estoy lista. Supongo que ya debo de irme.—tomó cualquier bolsa que estuviera dentro de su closet y puso dentro su celular.
—No estés con esa cara Anthea, el chico siente algo por ti.—acomodó un mechon de cabello que caía del lado izquierdo de la oreja de ella. Le sonrió.—No dejes pasar la oportunidad, ¿Esta bien?
Abrió sus ojos.—Esta bien, no soy culpable de lo que vaya a pasar. Tú me mandaste.—bromeó y alboroto el cabello de Margarette.
—Me estoy arrepintiendo niña.—le pego con la escoba en la espalda sin lastimarla.—Ya ve, tu madre lo pidió.
La miro unos instantes y sin pensarlo una sonrisa se formó en su rostro.—Gracias Margarette. No sé qué haría sin ti.—beso su frente y salió de su habitación.
~~
Restaurante 'SoulNight'.
Estaba parada enfrente del gran edificio, estaba apunto de enfrentarse a su primer cita en sus 19 años enteros.
Respiró profundamente y entró. Nunca había ingresado a una instalación tan grande. Se sintió intimidada por las personas que había en el lugar, todas las mujeres portaban vestidos elegantes junto con bolsas channel, zapatillas realmente altas para ser verdad, lucian como modelos y bueno ahí estaba ella.
—¿Bocadillo?.—se acercó un jóven mas o menos de su estatura, muy sonriente.
—Estoy bien así, gracias.—rechazo la oferta alejando de ella un plato el cual estaba lleno de comida.
No estaba segura si era el restaurante correcto, pero al menos trataba de recordarlo un poco. Estaba tan distraída cuando Theo...¿Ese era su nombre?, la había invitado a la cita. Tenía muy mala memoria y se sentía mal con eso. El chico había sido una muy buena persona con ella pero al parecer ella no sentía lo mismo.
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¿Podrías tomar un segundo?
Teen FictionLo que somos capaces de hacer por ganar una lucha contra nosotros mismos. Si las personas sabemos una cosa, es que nosotros mismos somos nuestro peor enemigo pero a la vez el mejor amigo. Podemos odiarnos por las acciones que hacemos y sus consecuen...