No todas las veces que nos enamoramos son para siempre, ni todas las veces que dejamos pasar oportunidades luego no nos arrepentirnos, pues aquí va una cuento que lo demuestra.
Era la ultima fiesta del verano, estaban todos en la playa bailando, metiéndose en el agua y bebiendo alcohol, yo estaba con mis dos amigas Sara y Laura.
La verdad andamos algo solas porque aunque era la ultima fiesta no conocían a mucha gente.
Yo estaba en la barra del puesto playero y mis amigas Sara y Laura en la pista bailando, a mi se me acerco un chico alto, Moreno de ojos claros. Me pregunto que si tomaba algo y bailaba un rato, yo llena de vergüenza le respondí tímidamente que si, estuvimos el resto de la fiesta juntos el se llama David y estudia segundo de Bachiller es un año mas mayor pero eso no importa, al acabar la fiesta nos despedimos y nos dimos el números con la esperanza de volver hablar. La fiesta ya había terminado y yo volvia a casa con Laura y Sara, nada mas llegar tenia un mensaje. Era David, estuvimos toda la noche hasta la hora de acostarnos hablando.