El primer día lo único frío no era el clima, era el calor de hogar, a pesar que todos fueron muy amables en definitiva no hay hogar como el hogar. Parezco una niña preguntando todo, queriendo atención y cariño, anotando lugares , palabras y comidas, pero debo decir que Tlaxcala se siente mucha paz, cuando entré a la iglesia y mis ojos sé hunedecieron y no pedí , si no agradecí, entendí lo afortunada que soy y que este sueño es mío, de nadie más, cuánto pagaría por un abrazo de mis papás, de Juan o de mis amigos, pero el extrañarnos también es algo de disfrutar, y yo estoy lista para lo que sea, México prepárate que llegue yo! .