Prólogo

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Ansiaba las horas libres que teníamos entre cada clase para salir de mi salón y buscarlo con la mirada.

-¿Y?- yo negué con la cabeza, Jiwoo me miraba de forma ansiosa- ¿Segura que no está?.

-Segura...- dije desganada, desde mi posición (balcón del segundo piso) podía ver su habitual puesto, donde jugaba a dar pases con el balón de baloncesto o un partido informal de volleyball.

Se había vuelto costumbre el salir del salón en los recesos para ver como jugaba, reía o comía.

Se había vuelto costumbre mirarlo desde lejos sin atreverme a acercarme, siempre siendo contenida por mi amiga si veía algo que no debería o quería ver.

Si, por que a veces exageramos al estar pendiente de una persona (que ni sabe de tu existencia) y presenciamos actos coquetos o más intensos por su parte a otra persona.

¿Qué si duele? Bastante la verdad, aunque una parte de mi ya está acostumbrada que mi amor platónico y crush al mismo tiempo sea "amigable" con el género femenino.

Y no exagero al referirme a su actitud "amigable"... excesivamente amigable.

-Entonces entremos, que el día se está poniendo más helado- dijo ella metiendo sus manos en los bolsillos de su abrigo.

No mentía, estábamos en pleno otoño y la verdad que parecía más invierno que otra cosa.

Arreglé un poco mi bufanda, ya que al mirar hacia el primer piso se había movido, quedando de una forma incómoda y desordenada.

Suspiré, esperando que se debiera a un exceso de mis pulmones solamente y no a la falta que me provocaba no verlo un día en la semana.

El timbre sonó y yo ingresé a mi salón frustrada...

No tan sólo por no haberlo visto, sino por que mi humor variaba mucho si él estaba involucrado y realmente odiaba eso.

Pero no tenía remedio, desde el primer día que lo ví que me había atraído, y eso ya pasó hace dos meses.

Motivos para hablarte (BMIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora