Prólogo

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-¿Es que no te escuchas Azucena? ¡Te has quedado atrapada en tu propia paranoia! Las niñas están perfectamente a salvo.
-¡No Lilium, no lo están! ¿Cuantas veces he sentido su presencia este mes? Sabes que nunca me equivoco en estas cosas.

Las mujeres seguían discutiendo, cada una aferrada con uñas y dientes a su punto de vista. Azucena interpretaba a la perfección el papel de madre preocupada mientras que Lilium -o Lily- sentía que su hermana mayor no podía estar más equivocada con respecto a la situación. La discusión desde fuera podría haber parecido perfectamente normal, hasta que Lily replicó a su hermana:

-Tanto usar tus poderes te está haciendo enloquecer.

En ese momento Azucena cruzó el salón a la velocidad del rayo y le dio un guantazo a su hermana; el sonido de palma contra mejilla recorrió en un estruendoso eco toda la casa. Aún así, un piso más arriba, las cuatro niñas que estaban siendo el objeto de la discusión dormían arropadas en sus camas, protegidas del exterior gracias a un fuerte hechizo de sueño que su tía Lily lanzó a sus mantitas. Cuatro pequeñas niñas que vivían ajenas al mundo al que realmente pertenecían, un mundo de magia, un mundo de ángeles, demonios y muchos otros seres. O así había sido hasta aquel momento.

Por mucho que doliera, la mañana siguiente a esa discusión, Lily tuvo que admitir que su hermana tenía razón. Con una bandeja y dos chocolates calientes, salió de la cocina hacia la habitación de Azucena, lista para disculparse y arreglar las cosas con su hermana, pero tras llamar varias veces a la puerta sin obtener respuesta, se vio obligada a abrir la puerta sin permiso; pero lo que vio la hizo sentir nauseas. Su hermana, o lo que quedaba de ella, estaba tirada en el suelo, su cuerpo estaba abierto en canal y a su alrededor, sus vísceras y su sangre formaban un pentagrama . Ahí donde debía tener sus ojos, solo vió oscuridad, la mandíbula inferior estaba arrancada de cuajo y no estaba en ninguna parte en la que pudiera ser vista. En la pared, escrito con la poa sangre que quedaba su hermana, había un mensaje, no para ella, sino para las hijas de Azucena:

Os encontraremos pase lo que pase, no perdáis el tiempo huyendo, ya es demaiado tarde. ¡La oscuridad reinará de nuevo y vuestra magia será nuestra!
Fdo.: El dios de la oscuridad.

La bandeja resbaló de las manos de Lily, el calor del chocolate le quemó sus pies descalzos, pero eso a ella no le importaba, tenía que hacer algo, tenía que esconder a las niñas, separarlas, alejarlas de todo aquello, sabía que en el fondo se arrepentiría de separarse de sus sobrinas, pero era lo mejor.

Quince años después.

Acacia escribió la última carta, apresurada. Una para Neryum, una para Sakura y una para Silena. Gracias a un hechizo de rastreo, encontró sus direcciones. Su tía Lily le advirtió que algo como aquello pasaría, tal como ya había pasado con su madre. Ahora era cuestión de vida o muerte; si no conseguían unirse y derrotar al séquito del dios de la oscuridad, las cuatro pasarían a ser historia.



Y hasta aquí el prólogo de esta historia.

Tengo que explicaros algunas cosas antes de continuar. Esta historia es una historia a medias con mi compañera y amiga @xSweetgorex por ello, la historia no se publicará completa en mi cuenta, sino que tenemos la intención de ir alternando. Si váis a su perfil, encontraréis una historia similar, ¿cual es la diferencia? Que la suya tendrá el capítulo 1 y no el 2, mientras que en la mía será al revés. Así os obligo un poco a pasaros por su perfil y ver sus otras historias para ver si alguna os llama la atención. Igual al final, cuando la novela esté acabada, la subimos completa en ambas cuentas, pero por el momento será así. Por favor, si os gusta la historia pasaros por la cuenta de mi Parabatai para leerla y no perderos nada importante. Sin más, me despido.

When Magic RisesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora