Capítulo 2

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-¿Has pensado en lo de mañana?- preguntó de pronto Alyss, la amiga de Silena mientras recogían sus cosas de las taquilla.

- Creo que voy a estar ocupada, eso de una fiesta... Tengo una media de sobresalientes que mantener.- respondió la chica castaña guardando todo en su mochila.

- ¡Vamos! ¡Las chicas no dejan de decir que va a ir Thomas también!

- ¡Claro! ¡Al que solo conozco de vista!

- Pues no dejan de decir que seguro que te invita a salir, que no deja de mirarte en clases.

- No, seguro que solo quiere que le ayude con alguna clase, olvidalo, tengo que estudiar.

- ¡Siempre sacas buenas notas! Y la fiesta es mañana por la noche, anda, Sil...

- ... Lo pensaré...- cortó Silena ya que su padre venía a recogerla en su Mercedes. Subió rauda y veloz, despidiéndose de su amiga con la mano.

- ¿Qué tal las clases, cielo?- preguntó su padre conduciendo rumbo a su casa.

- Como siempre, tenemos preparados unos exámenes y una fiesta mañana, pero no creo que...

- Podrías ir a la fiesta.

- ¿Cómo? - Silena dejo de rebuscar en su mochila y miró con sus ojos verdes a tu padre.

- Te esfuerzas mucho, no te vendría mal desconectar un poco, hija.

- Estoy bien, solo... No me gusta estar en multitudes.

- Pero si organizar las cosas del instituto.

- Es diferente, papá, eso me ayuda con la universidad... - Silena miró un sobre que asomaba por su libro, este tenía su nombre escrito en uno de los dorsos, pero no recordaba haberlo cogido del buzón. Lo abrió y empezó a leer:

Querida Silena.

Se que esto te parecerá una locura, pero te escribo por qué estás en grave peligro.

Nuestra madre supo que corríamos peligro y por eso nos separó nuestra tía, pero ahora no está aqui...

Se que seguramente estarás confusa, pero soy tú hermana mayor, Acacia. Tienes otras dos hermanas mayores más. Y las cuatro debemos permanecer unidas ahora, o tendrá graves consecuencias negativas para nosotras y los que nos rodean.

Te adjunto un mapa para llegar a nuestra casa además de escribirte la dirección.
Espero que respondas a la carta de forma positiva.

Tú hermana, Acacia.

Silena leyó una y otra vez la carta sin poder creer exactamente lo que leía. Hermanas, madre, tía, familia... Peligro... Tenía que ir a hablar con esa mujer, aunque sólo fuera para que dejará de mandar esa clase de cartas.

En cuanto llegara a su casa iría a la estación más cercana e iría a hablar con esa mujer.

Mientras, Acacia atendía su herbolario, colocando las plantas, pesandolas y embotellado pequeñas dosis, para dolores de cabeza, musculares, sanguíneos, remedios contra la tos o cualquier tipo de dolencia.
Justo en ese momento entro por la puerta Max, su amigo de la infancia con su tez bronceada, pelo negro largo y ojos castaños.

- Hola, Acacia, ¿Tienes el pedido de mi abuelo?- quiso saber el hombre.

- Si, estaba esperando por ti para poder cerrar antes.- admitió la mujer y pusó unas bolsas en el mostrador.

- ¿Vas a cerrar pronto hoy? ¿Ha pasado algo?- interrogó con cierta preocupación.

- Oh, no. Solo tengo visita, y quiero preparar un buen recibimiento. Serán doce dólares.

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⏰ Última actualización: Mar 27, 2020 ⏰

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