Prólogo

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Me levante como resorte de la cama, estaba acostada, no podía respirar bien y sentía frío, mucho frío. Miré la ventana, estaba cerrada, mire mi cuerpo, nada fuera de lo normal, seguía con la misma pijama vieja que mamá nos regaló a mi, a María y a Shirabe cuando dejamos las paredes blancas del FIS.

Me dejé caer a mi posición anterior extendiendo mis brazos y piernas, se siente tan grande esta cama (y cualquier otra) si Shirabe no está durmiendo conmigo y abrazándome a mi, también se siente tan... Solo.

Poniendo más atención a mi ambiente note que llovía y que hacía tanto viento que mi ventana hacia tanto ruido como si fuese a salir de su lugar. Gire mi cabeza de nuevo al techo y después cubrí mi rostro con mi mano derecha, suspire, lo mejor sería mojarme la cara y distraerme un poco antes de volver a dormir.

Mire mi reflejo en el espejo, se notaba que pronto cumpliría 17, o bueno, según lo dicho por el FIS, mi cuerpo se encontraba igualmente desarrollado que Hibiki-san (o inclusive hasta más) y se supone que ella es mayor, cosas como estas a veces me hacen preguntarme si realmente esa es mi verdadera edad, cuál sería realmente mi verdadero nombre, de donde soy realmente. Ya de pie frente al espejo del baño que todas compartimos tomo entre mis dedos los cabellos sueltos de mi flequillo, rubios y ondulados, no negros y lacios como los de Shirabe. Me acerco al espejo viendo mis ojos verdes, podría fácilmente decir que soy extranjera y que me trato cabello de no ser por la forma de mis ojos, la misma forma que tienen los ojos de María, una extranjera, así como otros rasgos compartidos, así sea casi imperceptible, en nuestros rostros que nos hacen diferentes de Shirabe, de Tsubasa-san, de Hibiki-san, Miku-san y todos a nuestro alrededor tal vez exceptuando a Chris-Senpai, pues ella era una mezcla perfecta entre lo extranjero y lo japonés.

Aún no desaparece de mi cabeza esa voz grave con un tono iracundo hablando el mismo idioma con el que cantaron las alquimistas la primera vez antes de invocar la serpiente esa. Escucho también otra voz más cariñosa que me habla, pero no comprendo que es lo que me está diciendo, es un idioma diferente, pero, me hace sentir tranquila, me broma una calma como la que María me da y, por alguna razón, no siento ese idioma como totalmente desconocido.

Mojo mi cara con el agua del lavabo y me limpio con la toalla a un lado. Lo mejor es volver a dormir, aunque Shirabe dudo que lo logre, su calor me arropa en este tipo de noches. Quiero ya que los altos mandos dejen ya de supervisarnos para que Shirabe vuelva a mi habitación, no me gusta estar lejos de ella.

Me detuve frente a mi habitación en donde aun con toda la oscuridad resplandece mi nombre: Akatsuki Kirika.

He aquí el prólogo de mi nuevo fic (si se preguntan por producto, en año nuevo volverá a continuarse) en donde el personaje principal es Kirika y una muy loca teoría mía de lo que pudo ser de su vida antes del FIS gracias a un golpe de insipiración gracias a mis clases de historia universal como de las canciones Tegami y Okitegami.

Obviamente la extensión de los capítulos no será igual a este, y la verdad no sé cuanto me tarde en escribirlos.

En fin, ¿que opinan?

(Cuando wattpad se estabilice les subo el capítulo siguiente)

Recuerdos SepultadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora