✝Legends never die✝

795 69 65
                                    

    —Lupin

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

    —Lupin... Lupin, por favor abre los ojos.

    Tomando tu cuerpo entre mis temblorosos brazos acaricié tu mejilla suavemente. Ya no me mirabas, ya no te movías, tus ojos miraban hacia la inmensidad y tu cuerpo se hacía más pesado sobre mí regazo. Me habías dejado... Incluso cuando habías prometido que permanecerías conmigo abandonaste este mundo, me dejaste sola y te llevaste mi corazón contigo.

    Abrazandote con más intensidad lágrimas comenzaron a descender por mis mejillas, ahogándome en un mar de lamentos comencé a balancearme levemente contigo en brazos mientras acariciaba tu cabello. Cada vez que sangraste por alcanzar la grandeza,  implacable sobreviviste; nadie jamás notó lo que te costó curar las cicatrices recogidas durante tu vida; siempre, antes de que todo empiece, sufrías por el daño... Solo para tocar un sueño. Lograste salvarme, cumpliste mí deseo, ya no puedo lastimar a nadie ¿Pero de qué me sirve si no es a tí a quien puedo tocar? Fue a costa de tu vida... Y eso me destruyó y destruye más todavía.

    Fue muy doloroso cuando Van separó a la fuerza tu cuerpo manchado de escarlata de mi, pero peor fue cuando Impey cerró con delicadeza tus ojos con mis gritos de fondo para completar tu descanso eterno. Te llamé esa vez entre los brazos de Van y Fran que me llevaban lejos de ti, y muchas otras en sueños. Pero ¿Puedes incluso ahora oírme gritar tu nombre entre lágrimas?

    Nuevamente estoy frente a tu tumba en este día nublado, esa fría lápida de piedra que dice tu nombre y me recuerda cuando te fuiste. Deposito con cuidado unas rosas rojas en un florero que puse hace unos meses mientras sollozo, me siento en el césped y abrazo mis rodillas mientras observó cada detalle de la estructura frente a mí. Diariamente cambio las flores, no me gusta que se marchiten sobre el lugar en el que descansas como tú lo hiciste en mis brazos, es una rutina que llevo hace ya unos años: a veces hablo en voz alta sobre mí día, esperando que me respondas, otras veces me quedo recordando nuestros momentos juntos, pero siempre termino recordando el día de tú muerte.

    Fue culpa mía que murieras, lo sé y lo supe en ese momento. Aunque quisiera decir que nunca debiste haberme conocido no puedo evitar decir egoísta que fueron los mejores momentos de mí vida y que me alegra que haya sido así. Aún así el sentimiento de culpa me carcome diariamente, he vuelto a ser lo que siempre fui: una simple muñeca sin razón de vivir.

    Un sonido a mis espaldas llama mí atención cuando mis sollozos aumentan, pero no volteo: sé que son pisadas y de quien provienen; también noto que está lloviendo, mis lágrimas se mezclan con las gotas de lluvia que parecen haber comenzado hace ya varios minutos. Van se mantiene parado junto a mí con su habitual expresión seria, yo solo escondo mí rostro entre mis rodillas. No quiero hablar con él, no quiero hablar con nadie, solo me gusta venir a hablarte a ti.

Suspira, hace ya varios meses sabe que vengo aquí diariamente: Fran dice que no es bueno para mí salud, pero no reparo mucho en ello.

    —Volvamos a casa, vas a enfermarte; además Impey, Fran y Saint estan preocupados —habla luego de unos minutos, provocando que levante la vista y notando que ya estaba por oscurecerse por completo el cielo nublado. Mis lágrimas disminuyen un poco y me calmo por unos instantes.

    ¿Cuántas horas han pasado desde que llegué? No tengo ni idea, pero no me sorprende mucho, suelo divagar demasiado en mis pensamientos al punto de que esta vez no noté cuando comenzó a llover.

    Van me extiende su mano para que me levante, pero yo solo lo observo desde mi posición sin moverme en lo más mínimo. Ya casi no hay expresiones en mi rostro, justo como lo era al principio cuando los conocí. Él comprende que no me moveré, por lo que decide intentar levantarme el ánimo, o aunque sea sacar alguna emoción de mis fríos ojos.

    Vuelvo mí vista hacia el frente para leer nuevamente su nombre, ignorando a la persona a mí costado.

    —Él fue, es y será el gran Arsène Lupin, nadie jamás lo olvidará... No debes seguir llorando: las leyendas nunca mueren, están escritas en la eternidad y se vuelven una parte de ti.

    Lo miro de reojo, había logrado llamar mí atención. Un nudo se forma en mí garganta, Van solo pone una mano en mí hombro y continúa.

    —Él siempre estará en tu corazón... No puedes dejar que te vea llorar, debes demostrarle lo fuerte que te has vuelto. —Contengo la respiración unos instantes, las lágrimas vuelven a acumularse en mis ojos. Él tiene razón, ya no puedo seguir así, pero solo puedo fruncir mis labios intentando no llorar frente a él—. Sonríe para el inmortal caballero ladrón que debe estar observándote donde sea que esté...

»Y que además, nunca sabes cuándo puede volver para robar tu corazón.

»Y que además, nunca sabes cuándo puede volver para robar tu corazón

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Leyends are eternal 『Arsène Lupin』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora