Una serie de eventos desafortunados.

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 Era un día como cualquier otro, una mañana nublada y fría, el cielo estaba tapado con nubes, seguramente llovería más tarde. Eithan se movía debajo de la gruesa colcha, acostado en cama mientras dormía tranquilamente. Suspirando en ocasiones a causa del profundo y majestuoso sueño del que gozaba, sin embargo el frío comenzaba a incomodarlo. Se dio una vuelta, topando con algo.

-Ngh..-un quejido se le escapó y sus ojos fueron abriéndose poco a poco hasta lograr divisar la figura de su hermano recostado ahí, frente a él-. Hm.. Ezra –le empujó suavemente, tratando de despertar a su gemelo-. Ve a tu cama –se quedó quieto un momento, cerrando los ojos para comenzar a quedarse dormido nuevamente. Pero ahora lo que le despertó fue la alarma que comenzó a sonar con mucha fuerza. Eso lo espantó, y a Ezra le hizo caer de la cama al girarse para tratar de apagarla.

Eithan se levantó de inmediato, acercándose a su hermano para ayudarlo a ponerse en pie, mientras éste se quejaba.

-Ezra, ¿estás bien? –inquirió con preocupación grabada en el rostro, tomando su brazo.

-Sí, Eithan, estoy bien, tranquilo –una suave sonrisa estaba dibujada en su rostro-. Siempre tienes que preocuparte por  todo –rió apenas, sobándose la cabeza con cuidado. Si que se había dado un buen golpe. Pero no se lo diría a su hermano, luego comenzaría a preocuparse nuevamente. Y éste era muy nervioso, lo querría llevar al médico y armaría un tremendo escándalo por esa pequeñez.

-No es que me preocupe de la nada..-vio hacia otro lado, frunciendo apenas el entrecejo. Aunque esa era buena señal. No haría alboroto.

-Claro, claro. –le revolvió los cabellos a su pelinegro gemelo y luego le tomó la mano para jalarlo. –Ven, Eithan, tomemos un baño.

Propuso. Mas para cuando el chico se disponía a contestar, con una negación obviamente, Ezra ya le tenía metido en el baño.

-E-ezra.. no, ¿qué te he dicho de los baños juntos?

-¡No seas amargado!  Toda la vida nos hemos duchado juntos, ¿qué diferencia hay ahora?

-Hay mucha, lo sabes –suspiró, soltándose del agarre de su hermano para salir. Pero Ezra fue más rápido, y le jaló para adentrarlo de nuevo.

-No dejaré que te vayas..-lo arrinconó contra la pared y metió una de sus piernas entre las del contrario, con la intensión de intimidarlo. Eithan sólo se encogió de hombros, odiaba que su hermano hiciera eso -. Toma un baño conmigo..

-Ya te dije que no, Ezra..-colocó sus manos en los hombros de su hermano, evitando el ver sus ojos, pero por sobre todo sus labios.

Y es que Eithan últimamente se había sentido realmente raro cada vez que estaban tan cerca uno del otro. Se ponía nervioso y las manos le sudaban, pero jamás se lo contaría al contrario. Podría espantarlo y eso haría que lo acusara con sus padres. Tampoco era como que fuera raro eso.. ¿o sí? Tal vez simplemente era la edad en la que estaban, y por ello le apenaba. Aunque con sus amigos no le pasaba eso. Eithan había tratado de evitar pensar en eso, pero no podía cuando su hermano actuaba de esa forma tan dominante con él.

Sus manos hicieron ligera presión en aquellos hombros, de pronto sentía los labios secos, y quiso relarmerselos; pero se reprimió para que no se viese raro. Podría jurar que todo el suelo estaba temblando, si no hubiera sido porque se dio cuenta que él era el único que lo hacía en esos instantes. Se sintió amenazado, tenía miedo de ser descubierto.

No dejó que Ezra preguntaba el motivo por el que temblaba.  Simplemente lo empujó y salió corriendo hacia fuera del baño, yendo a encerrarse en su habitación, tapándose con la colcha de nuevo.

-Joder.

Se lamentó Eithan. Sus sentimientos comenzaban a asustarlo, por más que quisiera negarlos, comenzaban a salir a flote.

Ezra se había quedado en el baño, obviamente confundido por completo. Alzó los hombros y se dispuso a acomodar el agua para tomar una ducha, en los últimos meses no había podido convencer a su hermano de que tomara un baño con él. Y sentía una extraña lejanía que nunca habían tenido. Pues como gemelos que eran, siempre habían estado bien juntitos. Pero esto no se sentía bien, la distancia no le era grata al primer hermano. Suspiró mientras se desvestía y finalmente entraba en el agua tibia. Sonriendo despacio. Ése sería un gran día, de eso estaba seguro.

Podría ver a la chica que le gustaba, y le pediría a su hermano que lo acompañara, de esa forma aprovecharía para presentarlos, y de una vez para convivir más tiempo. Aún cuando lo habían hecho toda la vida. Era ése el motivo por el que solía meterse en ocasiones a la cama de su hermano, sólo buscaba sentir el calor fraternal que un día se habían compartido con mucho cariño. Ahora Eithan sólo parecía reprimirlo.

Negó con la cabeza. Ahora que lo pensaba, ¿por qué Eithan no tenía novia? Es decir, eran iguales, y él ya había tenido bastantes. Ya que no eran nada feos. Sus ojos eran verdes, como dos canicas brillantes en el sol. Aunque en ocasiones podrían cambiar a azul o gris. Sus cabellos eran de un tono rojizo y negro, una combinación natural bastante extraña. Y era altos, de la misma altura, 1.80 ambos. ¿Entonces? Según sabía, también había chicas que tenían interés por su hermano. No lograba explicarse aún porque él siempre las rechazaba todas.

Rió un poco al recordar uno de los pretextos de su hermano, recordando aquel día.

“Pronunció mal mi nombre”. Se había quejado.

¿Y cómo no iban a hacerlo? Nadie imaginaría que Eithan se pronunciaba con “z”, en lugar de “th”. Es decir, Eizan.

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