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--Hemos tenido otro incidente con un solitario.--Las palabras golpearon en su cerebro a través de la línea telefónica mientras Felix se reclinaba en su silla, cerrando sus ojos. Él podía recordar todo muy vividamente, su propia transición y los acontecimientos que lo condujeron a ello.

--¿Cuántos fueron heridos?-- Consiente del hecho de que alguien pudiera estar escuchando a escondidas su conversación, escogió sus palabras cuidadosamente, evitando decir la frase que bramaba desde algún lugar de su mente--cuántos transformados.

--Tres--lo dijo soltando un gran suspiro quien estaba del otro lado de la línea. La gruesa voz se profundizó hasta que Felix casi no podía oírla con sus sentidos humanos normales--. Necesitamos tu ayuda. Uno debe ser enviado a ti. No tenemos suficientes lugares seguros para que todos ellos vayan ahora mismo. Ya que vives en medio de la nada, eres su mejor opción.

Refuñando silenciosamente para sí mismo, Felix sabía que eso no había sido una petición. Le estaba cortésmente ordenando que hospedara al hombre recientemente transformado, que le mostrara cómo luchar contra el impulso de conventirse en lobo, y de cómo existir con su mundo cambiado por siempre.

--¿Cuándo llegará?

--Estará allí alrededor de las cinco. Debes entender algo, Felix. Si él no puede manejarlo, debes dejárnoslo saber. No podemos arriesgarnos a que las personas descubran lo que somos, incluso si eso significa tomar la vida de un inocente.

Sin decir nada, Felix colgó el teléfono en su lugar, sabiendo que la conversación ya estaba terminada y que no requería de una respuesta de parte suya. Había escuchado las mismas palabras antes, una vez, hace ya varios años. El mismo hombre se las había dicho, pero esa vez era su vida la que pendía de un hilo. Había sido advertido muy claramente que si no controlaba a su bestia latiendo en su interior a cada momento del día, exigiendo que cambiara todo el tiempo, él sería sacrificado por el bien de la raza. A pesar de que fue uno de ellos, que al volverse loco, lo había convertido en primer lugar.

No estaba seguro qué esperar, pero cuando un vacilante golpe sonó en la puerta puntualmente a las cinco esa tarde, abrió la puerta y le dio una buena mirada al hombre parado adelante de él. Por un breve momento, pudo sentir algo dentro de él  reaccionando por causa del hombre mayor.

Había algo apartando la desesperación y el miedo en la mirada del hombre mayor, un breve destello de aprecio por el cuerpo tonificado de Felix, su piel levemente bronceada y sus ojos grises azulados. Sus fosas nasales se ensancharon con cada aliento, el aroma de feromonas que salían de él era inconfundible.

Con shock, Felix reconoció lo que su bestia interior había comprendido y aceptado, casi instantáneamente, el hombre parado frente a él era gay. No en una forma esterotipada, pero no se podía negar. Tampoco se podía negar la eléctrica atracción corriendo entre ellos, cuando sus miradas se cruzaron.

Hombres lobos nacidos de hombre lobos, simplemente no eran gays. Su biología no lo permitía. Sin embargo, aquellos que eran convertidos existían como lo hacían antes de la mordida, gays, heterosexuales, bisexuales y transexuales. Era algo que Felix había llegado a aceptar, la probabilidad de que alguna vez encontrara un compañero era extremadamente rara.

No pudo evitar pensar que eso probablemente era otra de las razones por las cuales este hombre mayor había sido enviado a él, por la posibilidad de que hubiese una atracción entre ellos. Estaba seguro que los ancianos pensaron que ellos podrían ser potenciales compañeros. No le habían dicho que otra cosa habían tenido en cuenta para tomar la decisión. Sólo el tiempo lo diría. Hasta entonces, tenía que conseguir que el hombre mayor se acomodara, se alimentara, y así comenzar a probarlo y enseñarle.

Domando al lobo ∆ ChangLix. [One Shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora