Creep

Tras la cerradura

Mis padres y yo llegamos a Madrid, no teniamos donde alojarnos, cerca a donde estábamos se encontraba el Hotel Charmasu, fuimos ahí sin saber lo que había ocurrido en ese lugar.
El hotel se había hecho famoso por las desapariciones que ocurrían en este. El hotel era un lujo, ya que solía ser de 5 estrellas, pero por las desapariciones descendió a solo 3 estrellas, mucha gente tacaña y miserable iba a ese lugar, ya que el hospedaje no era tan caro, y seguía teniendo los mismos servicios que uno de 5 estrellas. Decidimos hospedarnos en este hotel, entramos ahí y mi madre pidió una habitación con 2 camas. Nos dieron la llave de la habitacion 318, nos dirigimos al cuarto, subimos hasta el tercer piso donde de encontraba la habitación, entramos al cuarto y dejamos nuestras cosas ahí, mi madre fue a ducharse y mi padre se quedo viendo la televisión, yo sali de la habitacion para husmear que había fuera.
Siempre tuve la manía de ver tras las cerraduras; me dirigí a ver la de los otros cuartos. El cuarto contiguo se encontraba desocupado, en el siguiente habia una pareja de novios en pleno acto coital, me dio asco y rápidamente pase a ver qué había en el siguiente cuarto, en este había un anciano dormido, pensé que pasaría algo extraño y me lo quedé viendo unos 5 minutos, pero no pasó nada, me aburrí y seguí con el siguiente cuarto. En este había una señora sentada en una silla reclinable, ella estaba tarareando una cancion, me dio mucha impresión porque era la misma que mi madre me cantaba cuando era pequeño, me quedé fuera del cuarto por al menos 20 minutos. De pronto escucho la voz gruesa de un hombre que habla desde adentro: "Mamá, perdón por el retraso, acá está tu cena, disfrútalo. Ah y no olvides que mañana habra un festín".

Lo que entregó aquel hombre a la anciana era una pierna humana, quedé impactado y fui corriendo a mi habitación, ahí estaban mis padres, les conté todo, pero no me creyeron, pensaron que todo era producto de mi imaginación, como cualquier niño de mi edad.
Estuve enojado por el hecho de que no me creyeran, pero prometí que el día siguiente iría a ver el festín del cual hablaba aquel señor.

Al dia siguiente, estuve viendo aquel cuarto a través de la cerradura, pero nada extraño pasaba, la señora seguía sentada en esa silla. De pronto, veo un ojo tras la cerradura y escucho la voz de aquél hombre: "Madre, ya llegó la cena".

N/A

La manera en que publicaré mis cuentos, serán 2 por semana, martes y viernes, espero les guste.