Era una noche lluviosa, las aceras estaban poco transitadas y las carreteras totalmente vacias. Jimin se encontraba al lado de la ventana, escuchando el sonido relajante de la lluvia mientras leía libros de poesia. Amaba leer, porque las palabras de esos tipos de libros le transprtaban fuera de la realidad a un mundo de sentimientos, emociones etc. Fue entonces cuando el "din- don" del timbre le sacó de ese mundo. Jimin chasqueó la lengua, no le gustaba que le interrumpieran en su tiempo de lectura. Enfadado se levantó de la silla hacia la puerta y la abrió. No encontró a nadie, simplemente un sobre en el suelo. Cogió el sobre mojado, lo llevó dentro de la casa y lo abrió. Dentro había un papel con las letras impresas
"El 27 de marzo será un gran día para ti".
Miró el sobre y... Estaba en blanco. - ¿A qué vino eso?- Se preguntó Jimin viendo a cada segundo el sobre buscando alguna pista para saber quien fue, porque, claro, es raro que un sobre de una persona anónima llegue a tu puerta diciendo ese tipo de cosas como si fuera un tarot. Tal vez pudo haber sido alguna broma. Jimin, ignorando el mensaje, lo tiró a la basura diciendo que eran chorradas. ~ 27 de Marzo ~
Jimin estaba saliendo por la noche, hacía frio, las personas salían borrachas de las discotecas y, a veces, se juntaban en calles sin salida para peleas callejeras. Él no veía el sentido a eso... ¿Por qué la gente todo lo soluciona emborrachandose? Porque... A parte de que luego te llevas una gran resaca, si lo haces por depresión, tristeza etc. Se olvida por un momento, porque luego, ese sentimiento vuelve. Y lo de las peleas... ¿Qué sentido tiene la violencia? ¿Qué va a arreglar? Ya llegando al supermercado, sintió una mirada en él, y, cuando se quiso dar cuenta, ya estaba la espalda contra la pared. Dos personas bajo los efectos de cocaina le propinaron golpes en la cabeza, cara y estómago. No sabía como defenderse, lo único que pudo hacer era dejarlo estar. Un golpe en la nuca le hizo caer al suelo. Las otras dos personas se fueron dejandole con hematomas en el estómago, el labio partido y el ojo morado. Cerró los ojos, ya no quería seguir viviendo en esa vida de mierda. Se suponía que el 27 de marzo iba a ser un gran día, entonces... ¿Por qué le pegaron? ¿Eso era tener un gran día?... Porque, si fuera así, los demás días serían un lujo. Mientras tanto un hombre trajeado y de 20 años de aparencia iba caminando cuando lo encontró en el suelo e inconsciente. No iba a dejarlo ahí, claro que no. En sus brazos le cargó y caminó hacia su casa... No podía dejar de analizar su rostro: Su palida piel, parecía del tacto suave del algodón; sus labios, carnosos que te tentaban a besarlos; su nariz, pequeña y adorable; su pelo, rubio como el oro... En ese momento sacudió su cabeza intentando eliminar todos esos pensamientos... No podía enamorarse de un adolescente de aproximadamente dieciséis años. No quería enamorarse, no todavía.
Llegó a casa, lo dejó en el sofá y se fue a por el botiquín de primeros auxilios. A los pocos minutos volvió, el chico todavía seguía inconsciente. Sacó un poco de algodón y lo ahogó en alcohol. Con eso mojó la parte del labio inferior que estaba herido. No pudo resistirse a tocar esos labios, tan suaves, parecían como un dulce de algodón. Jimin en ese entonces abrió los ojos, se encontró con los de él, unos ojos café que le miraban intensamente. Para él, esos ojos canela eran los más hermosos que vio. Para Jimin, los ojos café del desconocido decían "Eres hermoso". Jimin empezó a recorrer con la mirada el rostro del desconocido. Su piel color carne; su pelo castaño, como el café de sus ojos; su nariz un poco curvada; sus labios eran rosados y un poco carnosos... Sus labios...
Sus labios eran hermosos.
Porque... Parecía como si estuviera soñando, se sentía como en los libros de poesía, incluso se pelliscó en el hombro para ver si era verdad. Al parecer sí, porque dolió.
Se sentía bien con él.
- ¿C-cómo te llamas? - Preguntó un Jimin tímido, incluso con esa pregunta sintió que su corazón iba a explotar de las rápidas y repetidas pulsaciones de su corazón. - Jungkook ¿Y tú? - Dijo él, sonando sin estar nervioso, aunque se sentía como Jimin. - J-jimin - Respondió tímido. Y cenaron, compartieron sonrisas... Las cuales hacía tiempo que no salían en sus labios. Al final la carta del hombre anónimo sí que tenía razón. Mientras tanto, en la esquina de la casa de Jungkook, un hombre con gafas de sol y sombrero de paja, sonrió al haber hecho un día de alguien realidad. Miró en una lista a su siguiente persona. Jung Hoseok.
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Hola 👋👋. Este es mi primer Fanfic Kookmin, espero que lo hayan disfrutado. Si quieren más fanfics me lo pueden decir en los comentarios.
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