Los gritos de felicidad eran constantes; los abrazos que hacían creer que la gente no se veía desde hace años, cuando la mayoría seguramente se habría visto el día anterior, era lo único que Vera podía apreciar; y lo peor, los empujones.
-¡Eh tú, mira por donde vas, imbécil!- dijo María a un chico que acababa de pasar en medio de ellas empujándolas hacia los lados.
María se apartó un mechón de su pelo castaño de la cara, que se había colocado delante de sus ojos verdes por culpa del empujón.
-No entiendo por qué se alegran tanto, si mañana se estarán criticando por todas partes.-dijo Álex mientras seguían caminando por los pasillos del instituto.
Vera sabía que Álex y María eran mellizos y que, por tanto, eran muy parecidos físicamente; pero, aun así, a veces seguía sorprendiéndose, sobre todo porque no solo se parecían físicamente, también tenían gestos y expresiones corporales muy similares.
-Es lo que hace el postureo.-dijo Vera mientras se encontraban con Hugo.
-Hey-le dio un beso a María-.¿qué tal por París?-dijo dándole un abrazo a Alex. Después fue hacia Vera a darle un abrazo.
-Aburridísimo.-dijo María después de soltar un bufido-.Todo el día encerrados en casa de nuestro padre.-Hugo rodeó a María con el brazo y continuaron su camino-. Algún día deberíamos hacer un viaje guay los cuatro juntos.
-Eso sería genial.-dijo Vera ilusionada-.Podríamos ir a una ciudad costera.
-Podríamos ir a Ibiza, ¿os imagináis? Eso sería todo el día de fiesta.-dijo Alex.
Los cuatro amigos empezaron a subir unas escaleras que daban lugar al salón de actos del instituto donde todos los años al comienzo de curso se reúnen alumnos y profesores para desear un buen comienzo e informar sobre las ''novedades'' de cada nuevo curso
-Y en invierno podríamos alquilar una casa en la montaña.-dijo Hugo.
-Y volvemos a la realidad...-dijo Vera y todas sus ilusiones se truncaron al ver la cara del director sobre el escenario hablando con Verónica, la profesora de Literatura. Ambos con cara de pocos amigos.
Todos en el instituto se habían acostumbrado a verles siempre discutir. Verónica y Rodrigo, el director, estaban casados y no solían llevarse bien. Nadie entendía por qué seguían juntos. Vera a veces pensaba que quizás las discusiones eran su manera de entenderse; al fin y al cabo, hay muchas parejas que llevan su relación de una manera un tanto peculiar.
Después de un suspiro de decepción, todos se sentaron en los cuatro asientos libres más cercanos que encontraron.
Irene ojeaba nerviosa las listas de las clases que le habían asignado. Acomodó su pelo moreno detrás de la oreja mientras sus ojos marrones se encontraban clavados en una lista. Miró los nombres detenidamente hasta dar con el que buscaba. El pulso se le aceleró y tragó saliva.
-Perdona...-Irene dio un salto y guardó los papeles con las listas en su carpeta-.lo siento, no quería asustarte.-dijo un hombre joven de estatura media, pelo castaño algo puntiagudo y ojos miel-.nos están esperando para la asamblea de comienzo de curso.
-Oh, perdóname es que estaba echándole un ojo a las listas.-dijo levantando la que aún tenía en la mano.
-Ah, bueno no pasa nada. Soy Rubén.-se acercó a ella para darle dos besos.
-Yo Irene, encantada.-le sonrió.
-Igualmente.-le correspondió la sonrisa. Rubén observó detenidamente el papel de la lista que Irene sujetaba en la mano-.Así que, ¿esa es tu tutoría?-dijo señalando la hoja.
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DESPIERTA Y SUEÑA
Teen FictionEsta es la historia de Vera, una chica de dieciséis años que ha estado escondiendo secretos durante casi toda su vida. Sin embargo, deberá revelarlos para poder ser feliz, para ello contará con la ayuda de sus mejores amigos y de otras personas que...