Un buen amigo

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El primer grupo de alumnos esperaba impaciente a los demás. Habían pactado su punto de reunión en el pasillo que daba a la sala de menesteres y los otros llevaban retrasados un par de minutos. Si no fuera por el único amigo qué tenían en común aquél encuentro ni de broma se habría planteado.

Theodore Nott.

El chico tenía tanto carisma qué podía ser capaz de llevarse hasta con un troll y con el peor de los humores.

Pero ahí estaban. Tres Slytherins esperando a Harry Potter y compañía.

— ¡Ya era hora! — Exclamó Parkinson con molestia, al divisar a los tres Gryffindor.

Theodore se acercó primero a Hermione y le dio un abrazo demasiado cariñoso, todos rodaron los ojos. Todos, menos Draco.

El sólo los observó.

Un rubor carmesí se instaló en las mejillas de la chica, no pasó desapercibido por nadie. Ése tipo de reacciones y gestos entre ambos hacían creer a los demás qué podría existir algo más que una amistad.

— No te pases Nott — Le advirtió un poco receloso Ron. — Harry y yo somos los únicos qué abrazamos a Mione.

— Ay por favor amigo, a ella le encantan los abrazos ¿no es así Mione? — Dijo muy sonriente.

— Por supuesto. — Afirmó segura — encuentro necesario el hecho de abrazar y tomar del brazo a un amigo, cómo una forma demostrativa de afecto...

Pansy interrumpió a Hermione interponiéndose entre ellos; llevándose a Theodore con ella y colgándose de su brazo de forma posesiva.

— ¡Basta de parloteo y entremos a la maldita sala de una buena vez! Por si no se han dado cuenta estamos en medio de un pasillo y es media noche. — Dijo la Slytherin un tanto exasperada. Ver a SU amigo abrazar a otra no era nada agradable.

Harry asintió con la cabeza, se acercó a la pared y cerró los ojos para concentrarse. La puerta apareció a los pocos segundos.

La estancia estaba casi vacía, en medio había una enorme alfombra roja, también una chimenea ya encendida, un pequeño cubículo de aseo y al final un par de puertas que parecían ser los baños.

— Chicos, acabo de recordar que olvidé la botella en la sala común. — Mencionó Theodore de pronto, componiendo una sonrisa de disculpa a los demás.

— Genial. — Protestó Pansy cruzándose de brazos. — Y no puedes ir a buscarla, en éste instante el profesor Snape esta comenzando su ronda. No será fácil engañarlo.

— No se preocupen, las cocinas quedan cerca de aquí. Yo iré por una botella, he traído mi capa de invisibilidad. — Dijo Harry. Poniéndose de inmediato en marcha.

Parkinson tomó asiento en la alfombra y cruzándose de piernas se dispuso a mirarse las uñas. Por su parte Ron y Hermione se recargaron en una de las paredes y platicaron de su última salida a Hogsmeade.

— ¿Granger? — Musitó por lo bajo Theodore a Draco, quién observaba a la pareja de Gryffindors.

— ¿Qué dices?

— Por favor Draco, he visto cómo la miras, la manera en qué se te ensancha la sonrisa cuando la haces cabrear a propósito. Y los celos insanos que te cargas las veces que me comporto cariñoso con ella.

— Pero... — Suspiró pesadamente y observó a la susodicha, que se estaba riendo de alguna bobería que había dicho la comadreja. — Bien. ¿Y a ti te gusta?

Él también dirigió su atención a Hermione. Sopesando unos instantes su respuesta.

— No, claro qué no. Es encantadora, pero ha sido inevitable para mí quererla cómo una hermana.

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