—¿No te da asco? —preguntó ella.
—Un poquito. —Él le sonrió—. Pero después de mis propios mocos, los tuyos son los que menos asco me dan del mundo.
"A esas alturas poco o nada podría negarle a Kelsey. Porque era lo más diferente a él y al mismo tiempo lo más cercano y bonito que jamás había tenido."
-¿Te apetece subir? –le propuso Kelsey, señalando la noria.
-¿Qué?, ¿te has vuelto loca? –La miró con los ojos desorbitados-. Kelsey, ahí arriba la gente muere.
-James, nadie muere en la noria. Es totalmente segura.
-Creo que estás un poco desinformada –le aseguró-. Yo he ojeado numerosas estadísticas al respecto y te aseguro que en ese cartel donde pone <<Ven a la noria y disfruta>>, debería poner más bien <<Ven a la noria a suicidarte>>.