Capitulo 2

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Terminando la hora de trabajo, recojo mis cosas y me apresuro a salir para poder encontrarme con Marco.
Max hoy se ha portado de lo mas infantil; está celoso, o eso creo, porque solo me habla de usted al igual que lo hice yo.

Salgo del edificio y veo a un hombre cruzado de brazos, recargado en un automóvil negro de lujo.
Sonrió y me acerco, al momento de estar frente a él, salto y lo abrazo.

–Te extrañé bastante, Marco. No vuelvas a desaparecer así ¿entendido?.

–Lo siento Isa, no fue mi intención desaparecer y dejarte sola. Tenemos mucho de hablar.

Se fue hace mas de 4 años, cuando recién eramos egresados de la Universidad.
Se fue sin dejar rastro alguno.
Eramos los mejores amigos, siempre juntos; caí en una depresión fuerte cuando se fue ya que era lo único que tenia, compartíamos el mismo departamento, era mi amigo, mi hermano, mi padre, mi familia y que se haya ido sin dejar huella fue doloroso.

–Lo sé, vamos por un chocolate caliente.

Sin dejar de abrazarnos, no dirigimos a una cafetería a dos cuadras de mi trabajo.

(...)

Llegamos y un joven va nuestra mesa a recibir nuestro pedido, se va y Marco solo me mira, sin decir nada.
Le doy una sonrisa para que vea que no estoy molesta.

–¿Y bien?, ¿cómo te ha ido?

–Antes que nada quiero que sepas que no fue mi intención dejarte sola sabiendo que estabas sola, fue...– hace una pausa tratando de encontrar las palabras correctas. –... Fue algo que tenia que aprovechar y sin embargo no me arrepiento.

Al escuchar eso, borro mi sonrisa y una tristeza invade mi rostro, siento mis ojos que pican, sé que las  oportunidades se aprovechan una vez pero de alguna forma hubiéramos podido afrontar esto.
Siento un nudo en mi garganta, carraspeo y sonrío con tristeza.

–A-al menos aprovechaste esa oportunidad. Me alegra saber eso.– bajo mi rostro y juego con el dobladillo de mi vestido, una lágrima resbala por mi mejilla izquierda y susurro.– supongo que solo te estorbaba.

–No, no, no Isa, no pienses eso. No lo hiciste y jamás lo serías. Se que fui un idiota al no decirte o al menos no despedirme de ti. No era esa mi intensión pero todo fue tan repentino que... –suelta un suspiro; no tiene caso que siga diciendo eso, entiendo porque lo hizo, tal vez no fue la mejor manera pero no fue la única. Tomo su mano por enzima de la mesa y le sonrío.

–Esta bien, no hay ningún problema. Al principio fue doloroso pero logré superarlo.

–¿Esta bien? Igual no creo que este perdonado ni nada, además he regresado por ti  pero me entere que vendiste el departamento así que esperaba que si me dejas quedarme en tu casa mientras consigo trabajo y busco una casa para mi.

–Claro que si, Marco. Pero con una condición.

–Siempre pides algo a cambio,– suelta una pequeña risa y niega– Esta bien dime, pequeña.

–Que te quedes conmigo a vivir, en mi casa, perdón, nuestra casa, ¿qué dices?

–Yo encantado, Isa. Volver a como eramos antes, los viejos tiempos.

–Si pero sin idas repentinas, tendremos que mantenernos comunicados sobre todo en nuestras decisiones, ¿vale?– extiendo mi mano derecha esperando a que la estreche para cerrar el trato.

–Vale, Isa. Me da gusto estar contigo otra vez.

Estrecha mi mano  y sonrío. Se siente bastante bien que él este aquí. Podremos superar esa ida, siempre seremos los mejores amigos, hermanos y compañeros. Es como continuar con lo que habíamos dejado.

Sin secretos, ni repentinas idas, ni depresión que sufrir.
Seguimos platicando durante una hora, mientras bebíamos de nuestro chocolate; la tristeza se esfumo y solo quedo un momento de recuerdos y de risas.

Pasadas las 10 de la noche salimos de ese local para poder ir por las cosas de Marco e ir a la casa.
Llegamos al hotel donde se hospedaba, recoge sus cosas y partimos para mi casa.

Después de 30 minutos de viaje, llegamos y bajamos, mientras el baja las maletas yo me apresuro a abrir, al introducir la llave, la puerta se abre por si sola. Extrañada entro y voy directo a la sala, se escucha ruido por esa zona. Entro y me encuentro a Max recostado viendo una película.

–¿Qué haces aquí?– me acerco y le apago la televisión

– Esperando a que mi NOVIA  llegue a su hogar– me dijo aun si verme a la cara, recalcando la palabra "novia"; esta enfadado.

–Isa, ¿puedes abrir la puerta?– me dijo Marco; había olvidado que el venía conmigo. Me acerque a la puerta y la abrí, le indique donde estaba las escaleras y salió en busca de ellas.

Di media vuelta, di un pequeño brinco al ver a Max en la puerta de la sala viéndome con cara de pocos amigos.– ¿Quién es él? ¿Acaso sales con alguien?

–Si, salgo con alguien pero ese alguien ni de mi existencia recuerda. Él es un amigo que ha pedido quedarse conmigo.

–Ese idiota ¿Se va a quedar contigo?– preguntó señalando  hacia donde se encuentran las escaleras.

–No le digas así, no lo conoces.

– ¿Y tú si? ¿Acaso te acuestas con él a mis espaldas?– me acerco y le doy una cachetada; él voltea su cabeza por el impacto, cierra los ojos, suspira profundo y lleva su mano a su mejilla la cual se encuentra roja.

–¿Estas tratando de decir que soy una puta barata y ofrecida? Que poco me conoces, me duele que venga de ti, de alguien que he compartido parte de mi vida en una relación que al final tú mismo la has estado destruyendo poco a poco.

–Tienes razón, la destruí yo pero eso no quita que te vayas con el primero al que encuentres en la calle y si así lo prefieres, esta bien; solo no vengas rogando después.

Diciendo se fue dando un gran portazo. Cerré mis ojos y suspire, sentí mis ojos humedecer y dando así gran paso a las lágrimas que después se convirtieron en sollozos.

–Isa...– escucho la voz de Marco a mi espalda y a la vez siento que camina hacia mí. – Y-yo... No era mi intención escuchar pero...

No aguante mas y me di la vuelta y lo abracé, me aferre al él.

Me corresponde el abrazo y es ahí cuando lloro, soltando todo lo que me he guardado.

De alguna forma el tenerlo aquí es muy reconfortante ya que tengo con quien desahogar me. Que ya no estaré sola afrontando  todo esto.

Después de tiempo no estaré más sola.

AbismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora