O4.

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Llegó el otro día. El ambiente ya no era el gracioso y agradable de antes, era tenso y sin una pizca de gracia. 

Eran las 12:00 PM, todos los akatsuki estaban en la oficina de su líder, prestando atención a cada una de sus palabras sin saltarse la mínima información de los Jinchūriki y Bijū.

-No se confíen mucho, tanto los Jinchūriki  como Bijū tienen un poder inimaginable, así que tengan cuidado. Recuerden, el fracaso no es una opción.- Dijo Pain.

Todos sus subordinados asintieron y tomar un pergamino con la información que necesitaban para la captura. Todos se dispusieron a salir junto con su compañero de equipo. Naoki esta vez iba con Konan, ya que Pain estaría vigilando la aldea de la Lluvia. 

Todos tomaron diferente camino, donde se intuía que estarían las bestias con cola.

Konan y Naoki caminaban en silencio, mientras que la última repasaba la información dada por su líder.

- Según esto estamos cerca. -Murmuró la pelinegra sin apartar la mirada del pergamino. Al sentir una mirada sobre ella levantó la mirada para observar a la de ojos claros. Alzó una ceja.

- ¿Qué pasa Konan?

- Dile.

Naoki fruncio el ceño sin entender, ¿Decirle qué a quien?

- ¿De que hablas?

- Dile lo que sientes.

Un fuerte sonrojo azotó el rostro de la chica la cual apartó la mirada de su compañera para continuar ojeando el pergamino y seguir su camino.

- N-No sé de que hablas.

La de cabello violeta rodo los ojos y la siguió, la pelinegra era demasiado obvia como para no notar que le gustaba aquél chico.

- No me vengas con eso, sabes de que hablo.

- N-No, no sé de que hablas Konan. Y... será mejor que avancemos, no tenemos mucho tiempo.

La expresión seria de Naoki volvió y Konan suspiró pesadamente.

- Solo te diré, que él no estará toda la vida, te puedes arrepentir.

Naoki no respondió, pero aquéllo quedó en su mente todo el día. Ella tenía razón, el tendría que morir algún día. No, no lo soportaría, eso no iba a pasar, no lo iba a permitir.

Naoki entregó el pergamino a Konan y saltó hacia un arbol, subiendo hasta la cima. Observó todo su alrededor, todo se veía tranquilo, sin rastros del jinchūriki. Bufó con frustración y trató de bajar del árbol, pero una fuerte punzada en su cabeza le hizo parar de inmediato, se apoyó en aquel tronco de árbol. Su cabeza le dolia, como el mismísimo infierno. Muchas palabras se repetían en su cabeza.

Clan Uchiha. Guerra. Huérfanos. Izuna.
Uchiha Madara.

Su mente comenzó a recordar.

- Izuna, acabaremos esta guerra, lo prometo.

La joven de 19 años cerró los ojos de su hermano ya muerto y puso una sábana sobre él. Limpió las pequeñas lágrimas que yacían de sus ojos y miró a su hermano mayor. Éste apretaba sus puños con rabia. Sentía rencor, odio, mucho odio.

- Él no tenía que pagar esta guerra.

- Madara...

- ¡No permitiré que te suceda algo a ti también! ¿Me oyes? No lo permitiré.

En ti encontré la paz. {Pain x Naoki}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora