Final

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Capítulo narrado por Anne.

Apagué el ordenador y suspiré.

La única manera de que Liliana vuelva es si yo voy a hablar con ella. Pero... No sé que decirle.

Volví a suspirar y miré la hora en mi reloj.

10:20.

Muy tarde, debería ir a buscarla mañana, de todos modos Olive vivía a unas cuantas paradas del bus.

Me acosté en mi cama y cerré los ojos para intentar dormir, minutos pasaron y yo no podía conciliar el sueño, me volví a levantar, me vestí apropiadamente para salir y tomé una mochila vacía. Salí por mi ventana, la cual conectaba a la ventana de Liliana y afortunadamente la ventana estaba abierta. Entré por ella y tomé ropa limpia para ella. Salí de nuevo y caminé hacia la calle, seguí caminando unas cuantas cuadras y recordé que el bus no pasaba después de las 10, suspiré y pensé en regresarme a casa, pero... Si regresaba no podría pensar en algo que no fuese Lily.

Minutos pasaron hasta convertirse en horas, eran las 11:48 y me faltaba unas dos cuadras para llegar a la casa de Olive. Probablemente ambas estarían dormidas, así que no tengo idea de qué hacer una vez que llegue.

Me puse a pensar en lo que le diría cuando la viera.

—Bien... —comencé a murmurar—, Liliana, lo que me dijiste el otro día fue muy repentino para mi, y no supe cómo reaccionar. De repente te fuiste y no sé... No podía pensar en nada. Lily, te quiero muchísimo-

—¿Dices eso porque es lo que realmente piensas o porque quieres que regrese a casa? —dijo alguien parada enfrente de mi.

Esa voz era la de mi pequeña.

Miré rápidamente hacia enfrente y la vi. Gracias a dios que un faro de luz estaba justamente atrás mío, podía verla perfectamente. Podía ver su cabello anaranjado, sus pequeñas pecas, sus ojos castaños, sus largas pestañas, sus labios delgados. Era Lily, jamás me había sentido tan aliviada.

Corrí hacía ella para abrazarla, pero me detuve antes de tocarla. Ella estaba enfadada, ¿no?

—Hola, Anne —dijo suavemente.

—Li-Lily.

—Te estaba esperando, ven —dijo tomándome de la mano para que yo la siguiera.

Entramos por una puerta lateral al jardín de Olive, Lily se sentó en un columpio rojo, y yo a su lado, en uno verde.

—Entonces... —dije intentando romper el hielo.

—Perdón —dijo interrumpiéndome—, perdón por ser tan infantil y comportarme de esta manera todos estos días.

—Lo que importa es que estás bien, pe... —ella me dijo que ya no la llamara así—, Lily —dije corrigiéndome.

Liliana sonrió con melancolía, se le notaba que estaba triste y eso hacía que mi pecho doliera. No me gusta verla así.

—Mira —dijo mostrándome su meñique— ¿recuerdas esta cicatriz? —asentí— ¿recuerdas cómo me la hice?

—Claro, cuando teníamos 7 años fuimos a un campamento de verano, y en una de las actividades nos teníamos que dividir en equipos, tu y yo no tocamos juntas, así que hice que mi equipo terminara rápido para ir a ver cómo estabas, cuando fui con tu equipo me dijeron que te habías perdido —dije y suspiré—, entré en pánico y salí a buscarte, cuando por fin te encontré me di cuenta de que te habías resbalado y habías caído por una colina. Estabas rodeaba de basura y vidrios y por suerte no te habías lastimado. Pasé entre toda la basura para poder llegar a ti, y cuando por fin te tenía me di cuenta de que tu dedo estaba atorado con un alambre y cuando intenté sacarte ese alambre te hizo un corte.

—Siempre cuentas esa historia así.

—¿Así?

—Nunca cuentas la parte en donde te lastimaste con los vidrios —dijo tomando mi mano y acariciando mi palma, en donde tenía pequeñas cicatrices—. Aquella vez fue cuando me di cuenta de que estaba enamorada de ti.

Un sonrojo apareció en mis mejillas, y agradecí a dios de que fuera de noche.

—Anne, tú me gustas, y quiero estar siempre a tu lado, pero... Si para estar siempre a tu lado tenemos que olvidar el hecho de que me gustas, entonces no quiero estarlo. Quiero que me mires como una chica, una chica que puede estar a tu lado, que puede abrazarte y que puede besarte, y sé que es complicado verme de esa forma después de tantos años estando juntas como mejores amigas y más ahora que eres novia de Oli.

—Oli y yo no estamos saliendo —dije interrumpiéndola—. Cuando te me declaraste me di cuenta de que yo nunca fui valiente como para declararme, así que el día siguiente fui con Oli y le dije que me gustaba, él me dijo que yo también le gustaba, entonces el dijo "pero..." y antes de que él dijera algo más yo dije "pero... Si estamos juntos una pelirroja pecosa se pondrá triste y yo no puedo verla triste, porque ella es la persona más importante para mi".

Lily me miró incrédula.

—No hagas esto —dijo apartando la mirada.

—¿El qué?

—Ilusionarme.

Ella tenía razón, al decir cosas así la estaba ilusionando, pero sólo estoy diciendo lo que me nace del corazón.

En un momento así, ¿qué tipo de consejo diría? "Recházala apropiadamente si no te gusta", "Dale una oportunidad si te llama la atención", no lo sé.

Es mucho más fácil hablar que vivir la experiencia en sí.

Nunca había pasado por mi cabeza la idea de que Liliana y yo llegáramos a ser algo más, pero jamás había pensado que en algún momento ella se alejaría de mi lado.

Necesito a Lily, la necesito más de lo que ella me necesita a mi. Si Lily no está cerca no me siento bien, me siento insegura. ¿Será amor o simplemente la sobre-protejo?

No lo sé.

—Bueno... Será mejor que vaya por mis cosas para poder regresar a casa juntas —dijo Liliana poniéndose de pie.

Me levanté también y antes de que ella pudiera entrar a la casa de Olive la tomé de la mano.

—Escucha, Lily —comencé a hablar—. Jamás imaginé que algo así podría pasar, jamás se me pasó por la cabeza que tú estuvieras enamorada de mi, no tengo la menor idea de qué piensas ni qué pienso yo, lo único que sé es que no permitiré que te vayas de mi lado. Liliana, no puedo estar un día sin ti sin sentirme agobiada o nerviosa —ella se giró, se veía sorprendida de mis palabras—. Así que... Permíteme enamorarme de ti, pequeña.

Sonreí tímidamente.

Liliana me abrazó y comenzó a llorar, lo único que pude hacer fue corresponder el abrazo y depositar un beso en su frente.

Después de unos minutos se calmo y me miró.

—Por favor, enamórate de mi.

Sonrío y se paró de puntitas para depositar un beso en mi mejilla.

Con ella siendo así, estoy casi segura que no necesitaré esforzarme mucho.

Fin.

La Gurú del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora