III

781 82 24
                                    

Te observaba fijamente, mudo, totalmente perdido en lo que sería el gran agujero oscuro que mis miedos encontrados crearon, absorviendo sentimientos florecidos de un jardín cubierto de blancas rosas. Las palabras quedaban atoradas en mi garganta, temiendo que al salir fueran rechazadas, menospreciadas, odidas; o tal vez simplemente mi mente había creado una barrera que no las dejaba ir más allá de mis cuerdas vocales. ¿Qué es esto? ¿Por qué siento esto tan derrepente? ¿Acaso no era hasta hace unos minutos que tenía los pensamientos opuestos? ¿Siquiera tengo el valor de esbozar un "ah"? Perguntas como estas aparecían formadas a partir de la incertidumbre que me atacó de derrepente y me zumbió en un agujero sin salida.
Me miras expectante, impaciente a escuchar mis palabras, mis respuestas. Ese par de océanos rojos se posan impotentes sobre mis cuentas, como si trataras de leer a través de ellas lo que mis labios no son capaces de decir.
Sé que fue difícil para ti, lo sé, lo sé perfectamente y aún así tengo el egoísmo de quedarme tieso ante tu esfuerzo. A pesar de conocer como nadie más la dificultad que te tomó hacer lo que varios segundos incómodos atrás hiciste, no me digno a soltar palabra.
No mereces esto. No mereces este "perdóname" decepcionante. Mereces algo más que esos ojos que poco a poco se humedecen; más que esos hombros que pierden su fuerza y caen; más que ese dolor que se reposa sobre ti y te tira hacia abajo, obligándote a tomar asiento un vez más delante de mí. Mereces mucho más que esas lágrimas.

"Entiendo..."

°•○●○•°

Mirabas atentamente el vidrio que te separaba del exterior. Tus ojos brillaban como un mismísimo mar rojo repleto de estrellas. Pensaba en lo hermoso que se veía ese cielo carmesí en tu rostro, decorado con tu amplia sonrisa, de esas que son verdaderas y que tanto añoro que me compartas, haciéndome sentir insosteniblemente privilegiado. Tus dedos se apoyaban ansiosos en el vidrio que te permitía la vista de un hermoso Japón nocturno en las alturas, y las tenues luces de varios colores decoraban tu belleza a través del cristal, ¿Cómo algo tan simple te hace tan feliz? Ojalá hubiera sabido esto desde hace tiempo atrás. Si así hubiera sido, no me habría tenido que haber pasado horas enteras pensando en algo que aliviara tu desánimo cuando te conocí. De haber sabido, este sin dudas sería el primer lugar al que te llevaría para espantar cualquier arruga de bajo humor de tu rostro. Pero, ¿Qué eso que te está haciendo tan infinitamente feliz en este momento? ¿Serán las luces de colores o las estrellas? ¿El sentimiento agradable de estar acompañado? Lo desconozco totalmente y, aún así, como si de un virus se tratase, me lo contagias de un segundo para el otro, impidiéndome librarme de la inminente felicidad momentanea a la que me enrriedas con tus propias manos.
Estamos en la punta del Mundo, donde la vista es simplemente sensacional, y tú, con una gran sonrisa sincera plantada en tu rostro y desobedeciendo lo que se te ordenó antes de poner tu existencia dentro de esta cabina, te pones de pie.

°•○●○•°

—Mafu, yo... —Intenté hablar, pero me interrumpiste.

—Está bien, lo entiendo, estoy bien —Secabas tus lágrimas con las mangas de tu sweater mientras intentabas reír. Veo tu llanto imparable, ¿Por qué intentas sonreír en un momento como este? No necesito ser un científico para darme cuenta que no estás bien. Me inclino sobre mi asiento y estiro mi brazo para alcanzar tu rostro con mi mano; nuestras rodillas a penas tenían un especio entre ellas gracias a la cercanía entre nuestro asientos enfrentados, por lo que no fue tarea difícil. Paso la yema de mis dedos sobre tus humedecidas mejillas en un intento de secarlas. Ya cálmate, sabes que no podré hacerlo si no dejas de llorar.

—No, sé perfectamente que no estás bien —Te miro suave, intentando ser frágil contigo, pero te ríes ante mis palabras a pesar de tu llanto. Seriamente, ¿Por qué sigues intentando aún en este momento ocultar tu indudable tristeza?

30 Días || SORAMAFUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora