LLegando a CDMX

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-¡No, no, no! Pinche Leo ¡No!- gritaba un trapito sexi desde que llegaron las patinadores que participaron en la última Grand Prix a la bella (y contaminada) Cuidad de México.

-Ya calma las aguas hijo.- Le dijo Viktor mientras abrazaba a su novio y con la otra agarraba sus maletas.-

-¿De dónde sacaste ese lenguaje Vitya?- pregunto con algo de miedo Yuuri. Conocía muy bien a su novio como para no saber de antemano que esto no iba a acabar bien.

-Busque como hablar en esta ciudad y me salieron varias nuevas palabras.- Dijo emocionado el calvo.

-Te van a joder...- canturreó Leo mientras guiaba a sus compañeros.

-Sigo sin entender bien lo que hacemos aquí.- dijo molesto Mickey Crispino que solo observaba como su hermana estaba muy feliz hablando con Mila.

-Mientras este contigo Mickey iré contigo siempre.- grito feliz Emil.

-Mientras este contigo Emil querré matarte siempre.- respondió del mismo tono de voz Mickey.

Y así el pobre Nekola trajo un aura de muerte por todo el aeropuerto.

-¡Lo que vayamos a hacer me importa un carajo!- grito enfurecido Yurio.

-Tranquilo mijo, ya te dije que no habrá pedo...-

-Señor Nikiforov, ya sé que no es de mi importancia, pero sugiero que no haga enojar a Yuri.- y la voz de la razón y la droga de Yurio, Otabek Altin habló.

-Otts, no se meta donde no lo llamen.- digo el calvo.

-Cariño, no creo que estés usando el lenguaje correcto.- Yuuri tiene el sexto sentido de toda mujer que le dice que si su novio sigue hablando de esa manera la amenaza de Leo se hará realidad.

-Tranquilo cerdito, todo está bajo control.- digo Viktor

-Leo ok... ahorita solo están Viktor, Yuuri, Otabek, Guang, Yurio, Emil, Michelle, Sara y Mila ¿verdad?- repaso que todos siguieran con él.

-A wi wi.- chiflo Viktor

-Viktor.- por fin hablo el chino con problemas de crecimiento.

-Mande.-

-Una vez vine aquí a México con Leo y no es como que...- no sabía cómo mandar a chingar a aquel hombre sin sonar grosero

-Ya, ya capte... ¡Me falta el acento!- Y leo se fue para atrás.

-Sera mejor ir al hotel.- sugirió Otabek

-Si, pero antes les explico a que vinieron.- dijo Leo ya a punto de salir del aeropuerto.

-Habla maldita sea.- grito la gata, que estaba más tranquila en brazos de su Kazajo.

-Ok, tranquilo Yuri... verán ustedes accedieron a venir a un programa aquí en México llamado 100 mexicanos dijieron para ayudar a una familia de México.-

-¿Entonces venimos a hacer una obra de caridad?- Dijo emocionada la morena.

-¡Contara como obra de calidad para pagar la multa de conducir ebria en Rusia!- grito la pelirroja.

-No lo sé.- dijo Leo.- Pero descuiden... será divertido.- termino de decir aquel mitad mexicano.

Todos salieron del aeropuerto y tuvieron que dividirse en 2 taxis.

En el taxi de Viktor

-¡NO NI MADRES CHAMACO!- Viktor drama-Nikiforov había aparecido por un grave error.

El taxi solo tenía 5 asientos y uno ya lo tiene el chofer, mientras que el copiloto ya era Yuuri por miedo a que Viktor lo toqueteara en el taxi (como lo hizo en el avión).

-¡ENTIENDE QUE NO HAY LUGAR CALVO!- de no ser porque su mejor amigo lo traía bien agarrado de la cintura ya la calva de Viktor sería más notoria.

-¡Yo me voy en las piernas de Ota!- grito Mila

-¡PRIMERO MUERTO A QUE TU BRUJA TOQUE A MI BEKA!- y la gata tenía nueva víctima.

-¡Entonces ya entren!- grito Yuuri desde su asiento.

Mila entro a regañadientes y después Otabek.

Pero cuando iba entrar Yurio, Viktor fue más rápido y se sentó él en las piernas del kazajo.

-¡QUE MIERDA!- gritaron todos (hasta el taxista que estaba muy atento a lo que sus clientes hacía, total el taxímetro ya estaba marcando y a él le tenía que pagar).

-¡Señor Nikiforov!- Otabek no sabía qué hacer y a muy regañadientes Yurio se terminó de subir.

-¡A huevo triunfo el mal!- grito feliz Viktor desde su no cómodo lugar.

-¿A dónde los llevo jóvenes?- hablo el conductor

-Siga a ese taxi por favor.- dijo Mila con naturalidad

-¿Cuál taxi?- Y es que por todo su drama el taxi de Leo ya se había ido

-¡Mierda!- volvieron a maldecir, estaban fritos.

En el taxi de Leo

Las cosas estaban tranquilas, había mucha paz.

Guang iba adelante, atrás estaba Leo que miraba la ventana, Michelle que traía su semblante enojado como siempre, Sara que venía sumamente molesta y Emil que venía con una mano sumamente inflamada y morada.

-Deberías de pedir perdón por lo mínimo.- Hablo Sara

-¡NO!- sentencio Mickey

-Pero Emil no tenía la culpa de nada...- susurro Guang.

Resultaba que al momento de subirse Guang, Leo y Sara ya tenían lugar; entonces Mickey se sentó y Emil, emocionado quiso sentarse en sus piernas pero antes de poder poner sin siquiera un pie Mickey grito ¡Ya no hay lugar! Y cerró la puerta.

Los dedos de Emil aún seguían sujetando la puerta.

-¿Duele mucho Nekola?- Pregunto Leo

-No, tranquilos... solo se ve feo pero no duele mucho- digo Emil con su voz a punto de llorar

-¡Michelle!- grito Sara furiosa

-Ok, ok lo siento.- dijo enojado.- Siento haberte lastimado los dedos.

-Uy señorito de lomas verdes, tenga huevos y dígaselo bien, que va esta juventud cada vez peor.- dijo el taxista que temía que le fueran a echar la culpa a él por la mano de aquel chico.

Mickey empezó a odiar a todos los que estaban en ese taxi

-Emil.- dijo y aquel chico lo volteo a ver.- De verdad no quiso chingarte la mano...- dijo y le dedico una sonrisa.- Lo siento.- y su hermana dio un grito que casi hace que se mueran (el taxistas casi los impacta con un poste de reforma y esas madres no se caen ni a chingadazos)

-¡Sara!- gritaron todos y solo pudieron suspirar

Y eso que el día apenas empieza.

100 patinadores dijieronWhere stories live. Discover now