Recuerdos

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Los días iban pasando, digamos que ya teníamos un pequeño campamento encima de la muralla. Unos cuatro cubos de madera por si llovía, así recolectaríamos agua; una caja custodiada por guardias llena de provisiones; pequeñas tiendas de campaña hechas con tela que encontramos en algunas casas del muro Rose; una fogata y poco más.

Teníamos lo suficiente para sobrevivir cuatro días más, cuando se acaben las provisiones deberemos salir de las murallas. O bueno, lo que queda de ellas.

Era de noche y no podía dormir. No paraba de pensar en cosas. En el pasado que trataba de olvidar.

Cerré los ojos y sentí como volvía atrás.

-Mamá, ¿quiénes son esos hombres? ¿por qué se llevan a papá?-Pregunté curiosa.

-Por cuestiones de trabajo, mi niña.-Mi madre, a la cual le veía el rostro borroso, se agachó hasta llegar a mi altura y revolvió mi cabello.

-¿Cuándo vendrá?

-No lo sé, cariño.-Miró hacia atrás, se le notaba preocupada.

-Quiero que venga pronto...-Dije mirando al suelo.-Me prometió que me compraría un ajedrez y jugaríamos juntos.-Sonreí inocentemente.

-Y lo haréis, cariño. Lo haréis.-Esa última frase se escuchaba lejana.

El ambiente cambió, se convirtió en el día que marcó mi vida.

-Mamá, ¿cuándo vendrá? Han pasado tres años y...-Aquellos hombres entraron en la casa y enfundaron un arma.

-Pronto cariño...-Dijo ella mientras los hombres le apuntaban.

-¿Quiénes son?-Pregunté asustada.

-Nadie. No son nadie. Tú... Tan sólo sube a tu habitación y yo hablaré con estos señores.

-Pero mamá...

-¡Que subas!-Exclamó enfadada.

Esa fue la última imaginen que vi de mi madre.

Cuando subí a mi habitación me encontré una nota suya que decía que huyera, que me fuera lejos. Mi madre era lista, se lo veía venir. Puse el pestillo y salí por la ventana. Escuché un tiro y me ahorré las lágrimas para después.

-_____, ¿estás bien?-Me topé con unos ojos esmeralda al despertar.

-Eh... Sí. ¿Por qué preguntas?

-Estabas murmurando cosas y muy inquieta. Creo que estabas en una pesadilla.-Miré alrededor, estaba amaneciendo.

-Uhm... Gracias por despertarme. Lo estaba pasando realmente mal.-Dije sonriendo.

-¿Estás llorando?-Preguntó él acercando su mano a mi rostro. Me alejé.

-Eh, no, no...-Me saqué las lágrimas.-Es solo que... Los sueños no me hacen las noches fáciles. En fin, despertemos a los demás. -Dije levantandome con una sonrisa en el rostro.

-Está bien...¿Pero seguro que no pasa nada?-Preguntó Eren antes de dejarme ir a despertar a los demás.

-Sí... No te preocupes.-Le sonreí cálidamente y me marché.

Esos recuerdos seguían en mi mente pese haber despertado.

Un par de años después me dedicaba a robar a la gente, conseguí un equipo tridimensional y eso me facilitaba la faena.

-¡Eh tú! ¡¡Me ha robado la comida!!-Exclamó un hombre de mediana edad.

-A nadie le importa, viejo.-Escuché antes de alejarme de aquella zona por las callejuelas.

Me paré en una callejuela, lo suficientemente alejada del mercado, y comencé a comer.

No pude robar mucho, pero algo es algo.

-Eh, tú.-Dijo un chico acercándose a mí.-Dame ese equipo tridimensional y lárgate y si no quieres que te pase nada.-Me puse la capucha para asegurar que mi identidad no era revelada. No quería problemas con gente "chunga".

Me levanté y enganché los ganchos en las paredes, me elevé y le di una patada a ese tipo.

Podría haber escapado si una bala no hubiera atravesado parte de mi pierna y me hubiera hecho perder el equilibrio.

Levi, eras despiadado.

¿Cómo pudiste hacerle eso a una niña de catorce años?

-Lo siento, pero aquí abajo es matar o que te maten. Necesitaré esto para sobrevivir. Suerte con esa herida, mocosa.-Echó una pequeña carcajada y se marchó con aquella expresión seria de siempre.

Tuve que sacarme la bala yo. Dolió. Rectifico, dolió mucho.

Pero, tranquilo Levi. No te guardo rencor. Al fin y al cabo tienes razón.

Vivir allí abajo era luchar por tu vida cada día sin morir.
Pero, lo que yo no sabía, es que aquí arriba era lo mismo.

Survive [Snk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora