𝐔𝐧

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Min HaNeul suspira ante la segunda negativa de su esposo y se pregunta por milésima vez por qué aceptó, y como consecuencia se ve obligada, a estar en estos correteos. Sí, efectivamente eran necesarios los correteos en cuestión, sin embargo no quitaba lo cansador del asunto, sumado a su trabajo y su prioridad: o mejor dicho dos: sus hijos.

—Unnie, ¿ya encontraste alguien que te ayude a hacer las cosas? —dijo HaNeul a su suegra, que con dificultad se levantaba de la silla del comedor para dirigirse a un sillón de la sala. "Pronto habrá que comprarle un burrito a la abuela" pensó.

—No, todas las personas que se ofrecieron tenían hijos pequeños y ya sabes cómo me pongo ante la presencia de niños. Además seguramente les prestarán más atención a ellos que al trabajo que tienen — la anciana hizo una pausa para tomar su medicamento con la ayuda de un vaso con agua —y como ya sabrás Jungho tampoco logró encontrar a nadie entre sus amistades...

Mientras la señora Min ponía al tanto a su nuera de la situación respecto a la búsqueda de un o preferentemente una ayudante en las labores domésticas, en el sillón más apartado por así decirlo, se encontraba nuestro protagonista, porque sí, no nos vamos a centrar en HaNeul, sino en Min Yoongi, uno muy abstraído y concentrado en lo suyo, escribiendo en su cuaderno; como para prestarle atención a la conversación que se desarrollaba entre las dos mujeres a unos metros de él.

No te conozco y tú no me conoces, así que por favor cierra la boca... —dudó para luego girar con agilidad el lápiz entre sus dedos para borrar las tres últimas palabras y reemplazarlas por una sola —cállate...

—Yoongi, tu abuela te ha estado hablando por los últimos dos minutos —dijo HaNeul, discretamente, a su hijo al tiempo que le arrebataba de un jalón su cuaderno. Como ella conocía perfectamente a su hijo, sabía que su preciado cuaderno de letras en sus manos no era buena idea a la hora de una correcta y civilizada comunicación con otra persona.

El rubio suspiró con cansancio. En su mente se repetía una y mil veces el mantra que él mismo había inventado para no dejarse ganar por su mal carácter y responder de mala manera; el bruxismo que había desarrollado, si bien no era lo más idóneo para su salud dental, en extremo le ayudaba a no ceder al impulso de siquiera hacer una mala cara.

—¿Sí, abuela? —a él le había empezado a latir la vena de la frente debido a que en serio luchaba mucho para no dirigirles una mala cara a las mujeres. Es que no era cosa de juego interrumpirlo en pleno auge de su inspiración.

—Te preguntaba si no tienes alguna amistad, conocido o conocido del conocido que necesite trabajar, y que por supuesto sepa cocinar y hacer limpieza de una forma impecable.

Yoongi primero respiró profundo para evitar verse tan rojo por el esfuerzo de aguantar en su interior la insolencia; luego escarbó en su mente, sin ningún resultado, ya que su lista de amigas era corta, o en realidad estaba conformada simplemente por un pequeño círculo de amigos cercanos se reducía a Kim Namjoon y Jung Hoseok, quienes para la abuela resultaban chicos revoltosos y para nada dignos de ser tomados en serio. También estaba Suran, a la cual no veía hace un tiempo y quien, desafortunadamente, no sabía hervir agua ni cocinar ni un huevo la última vez que Yoongi había tenido noticias de ella.

Como plus, las chicas de su edad solían evitarlos a él y a sus amigos, no porque fueran desagradables o antipáticos, sino debido a que en realidad, a los ojos del rubio, las desagradables, antipáticas y añadamos hipócritas, eran ellas en realidad. Agreguemos también fatuas y tontas.

Y luego estaba esa persona que... pero Yoongi se auto abofeteó mentalmente. Había pasado mucho tiempo; mucho tiempo y muchas cosas como para que la persona en cuestión se acuerde de su existencia.

—Pues... ni idea, abuela. Pero pienso que deberías publicar en algún periódico e incluso solicitar que ese mismo periódico publique en sus redes sociales que solicitas que alguien te ayude en lo que necesitas, y que obviamente ofreces una determinada cantidad de dinero a cambio o algo por el estilo —dijo el rubio al tiempo que se arrastraba lentamente a la mesa donde su madre había colocado el cuaderno. Su mano ya estaba muy cerca de su precioso y valioso cuaderno. "Me siento como Gollum, así es" pensó Yoongi al verse en la posición en que estaba y también haciendo alusión a su ambición del momento. 

—Me parece una excelente idea, Yoongi-ah— HaNeul habló mientras apoyaba el brazo de forma casual, encima del cuaderno de su hijo, provocando que éste infle los mofletes y haga un puchero ante su derrota —¿Qué te parece si tú formulas el anuncio? Tal vez tu forma de plantearlo sea atractiva debido a que lo que la abuela necesita a alguien joven.

—Bien —dijo Yoongi, tomando otro cuaderno y un plumón de su mochila. Por suerte no rodó los ojos como pensó que iba a hacer durante toda la situación, ya que ambas mujeres por lo general lo comparaban, o con un delincuente juvenil, o con un anciano cascarrabias después de acciones similares.

En un santiamén tuvo listo el papel con el anuncio:

—«Se requiere persona de preferencia joven y con experiencia (sin importar el género), para ayudar con la elaboración de la comida, limpieza y mantenimiento de la casa. Llamar al número que está a continuación. Preguntar por Min SuNi para obtener más información respecto a horarios y salario» —leyó la abuela de Yoongi— no está nada mal para haber sido escrito en tan poco tiempo. Estos jóvenes son más vivos por las nuevas tecnologías... ¿Podrían hacer que por el momento lo publiquen por dos o tres días?

Madre e hijo asintieron ante la petición de la anciana y sin demora, se dirigieron a contratar los servicios de un par de periódicos locales.

separador, ajá

—¿Estás seguro de estar capacitado para ello, chico? Esto de que los hombres sean diestros en labores es inusual para mí por lo que tengo que asegurarme de que tengas la experiencia y que no eres sólo un vago que busca obtener dinero fácil.

—Por mi experiencia en ese campo no se debe preocupar, estoy completamente capacitado empíricamente, señora SuNi; aprendí desde cocinar hasta hacer los trabajos más sucios desde hace mucho tiempo atrás. En otras palabras podríamos decir que soy todo un adulto funcional.

—Tendremos una charla más detallada cuando nos encontremos en mi domicilio, en dos días, que es cuando me cercioraré de que dices la verdad. Mientras tanto, ¿Concuerdas con la cifra a pagar mensualmente y la carga horaria?

Definitivamente, y le garantizo que no se arrepentirá de contratarme.

—Bien. Nos vemos, Kim Seokjin— y colgó.

Seokjin no pudo evitar empezar a dar saltitos en su lugar, aplaudiendo mientras reía de la alegría, al haber logrado obtener un posible trabajo. Aunque no precisamente fuera el empleo de sus sueños, se sentía muy satisfecho.

¿Qué miras?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora