🎀💢ԹɑɾԵҽ մղíςɑ💢🎀

111 6 18
                                    

¡Atención! (?)
Antes de empezar a leer, recuerden que no estoy teniendo en cuenta qué había y qué no en aquella época. Por lo tanto no se extrañen al ver cosas que no deberían estar allí.
(?)
Ahora sí.
Enjoy!

Era el año 1450 y a sus cortos diez años, el castaño miraba por el balcón a su dorado ayudante, el cual en ese momento le tocaba el trabajo de darle forma a los arbustos. Había arbustos con todo tipo de formas; corazones, notas musicales, otros tan simples como una esfera, y otros formaban su nombre: "Fredderick". Él juraba que cada vez que Golden podaba esas letras, sonreía. Hacía un muy buen día. El sol brillaba, los pájaros cantaban, y los corazones rodeaban la cabeza del pequeño príncipe al mirar a su "ayudante". Nadie lo sabía. Ni siquiera él. «Es solo el cariño que le tengo», solía pensar, pues además era demasiado inocente como para pensar en algo más.

La puerta de su cuarto se abrió de par en par (y sí, es un príncipe; tiene un cuarto tan grande que contiene una cama de dos plazas, muchas variadas cajas de juguetes -los cuales solo podía disfrutar cuando Golden jugaba con él, puesto que le aburrían si los usaba solo-, un armario que ocupaba casi una pared, y una puerta que llevaba a una biblioteca con centenares de libros que el castaño amaba leer y releer -los cuales aumentaban conforme pasaban los meses-), y volviendo a la trama; el mayordomo del castillo se asomó por esa puerta.

―Joven Freddy, el señor Fazbear lo espera abajo; quiere hablar con usted.

―Dígale que ahora iré. ―Respondió, poniendo cara de mala gana la cual el mayordomo no notó puesto que Freddy estaba aún de espaldas a este, mirando hacia los gigantescos patios del castillo. La puerta se cerró detrás suyo luego de una afirmación por parte del mayordomo, Freddy dejó de mirar a Golden para disponerse a salir por aquella puerta.

Para cuando llegó a la primer planta -su cuarto estaba en la segunda-, en la sala principal lo esperaban su padre y Golden que recién había llegado porque lo interrumpieron de lo que estaba haciendo. El ojiazul pudo notar una mirada de fastidio en su amigo, le hizo saber que algo andaba mal, o quizás había escuchado algo que no le había gustado.

―¿Qué ha pasado, padre?

―Hijo, quiero presentarte a alguien ―por primera vez desde que entró en la sala, Freddy se fijó en el hombre que estaba al lado de su padre. Se parecía mucho a su este. «Otro rey», pensó Freddy. Llevaba un monóculo en el ojo izquierdo y un traje azul muy elegante, además, tenía pintas de tener dinero de sobra. ¿Qué hacía él allí? ¿Por qué necesitaban a Freddy?

La puerta que daba hacia los jardines se abrió, dejando entrar a su castaña madre sonriente con una niña a su lado -que Freddy calculó, era de su edad- morena y pelirroja.

―Freddy, cariño... Ella es Toddy. ―La niña llevaba un vestido bien formado y largo hasta sus pies color escarlata, a juego con su color de pelo; unos zapatitos blancos sin tacón y una trenza perfectamente hecha situada en la parte posterior de su cabeza, que llegaba hasta un poco más arriba de su cintura.

―Hola... Freddy. ―La niña se acercó al castaño y besó por buena conducta y con incomodidad en ambas mejillas a nuestro protagonista.

―Hijo, ella será tu nueva amiga. Vendrá seguido a casa y quiero que se lleven bien ―el padre de Freddy sonrió y alzó una mano en señal de que se podían retirar―. Ve y muéstrale el castillo o jugad con tus juguetes.

Freddy miró a su padre, luego a su madre, y por último a su mejor amigo de toda la vida -el cual seguía con su cara de fastidio-. Vaciló en qué hacer, pero terminó por tomar la mano derecha de su nueva "amiga" y llevarla corriendo a través de todo el castillo, quién sabrá hacia dónde.

Caught In A Lie {ɠɷɭɖɖʏ}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora