"Obedecer jamás " le dije con una sonrisa.
"Suplicarte, ni lo pienses" reí histèricamente.
"Poseerte, no lo dudes"
"Celos, sólo de quien te vea"
"Dejarte, jamás " dije con cara seria.Acariciaste mi cuello, te acercaste a mi oído y en un susurro me dijiste:
"No quiero que me obedezcas porque me gusta tu rebeldía, ¿suplicar? No habrá razón, ¿poseerme? Soy tuyo por siempre y recuerda que eres mía siempre, que seré un muro blindado ante quien te quiera alejar de mí y que no dejaré que te alejes pues me perteneces".