A Hoseok siempre le había gustado vivir lo que algunos llamaban "buena vida".
Al ser hijo de un exitoso empresario, había crecido rodeado de lujos -dinero, sexo, alcohol.- Todo desde temprana edad, ahora según su padre, Hoseok tendría que tomar el mando; sin embargo el joven chico tenía otros planes que anularían todo esa misma noche.
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El pelirrojo deseaba que todo saliera bien, tenía que ser especial, ése tipo de ocasiones sólo ocurrían una vez en la vida.
Había pedido al chico -que ahora tomaba de la mano- en el mejor prostíbulo de Seúl, y ahora se encontraba pagando la suite mas cara del InterContinental Seúl coex. Si, definitivamente todo tenía que salir perfecto,-No, sólo una noche- sonrió el pelirrojo a la recepcionista.
-De acuerdo- la chica le entrego las llaves- Aquí tiene. Que disfruten su estancia.
El pelirrojo y el azabache caminaron por el corredor hasta su gran habitación.
-Bien.- empezó el pelirrojo- Te traje aquí para que hagas tu trabajo. Quitate la ropa.
Las cosas que hicieron después, no caben en un libro.
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Hoseok se levantó de la cama una vez que terminó y hecho casi a patadas al azabache. Entró al baño y abrió la llave del agua caliente hasta llenar la bañera a la mitad, hizo lo mismo con el agua fría y la cerró cuándo el agua estuvo tibia.