Flor En piel.

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   •UNO•

     Su fallecimiento lo tomó por sorpresa, al igual que aquel “Espejo” frente a él.
Con los nervios brotando en forma casi imperceptible y en diminutos granos a piel; estiró su mano para tomar de la copa y poder beber un poco de aquel licor añejo que encontró en la vieja estantería de su abuelo.

Se encontraba solo. En aquel diminuto cuarto donde el calor parecía convertir el lugar en un infierno insoportable y donde, al parecer, el aire acondicionado parecía no tener efecto alguno.
Aún así, ahí estaba él.
Sentado con sus piernas cruzadas, con un abrigo negro y con su mano derecha sosteniendo aquella copa del vino tan amargo que tanto añoraba.

Tres tragos amargos pasaron por su garganta de forma espontánea.

Apartó aquellos cabellos carmesíes de sus ojos y parpadeó un par de veces; encontrando la manera de centrarse en aquel recuadro frente a él que reflejaba cada fina parte de su rostro.

—¿Has buscado provocarme?

Se miró con detenimiento, cada facción que aquel espejo reflejaba de su rostro, era una muestra más de su aparente actitud infantil.

Sin recibir respuesta, suspiró.

•DOS•

Él no estaba loco. De ello estaba seguro.

Otras veces lo había visto; Aquel chico de ojos tan sombríos y aparente piel de porcelana lo veía cada que él le daba la espalda a aquel viejo espejo —Única herencia de su abuelo hacía él.— Y quería probar aquella tenue existencia dentro de ese pedazo de vidrio reflejante de la vida.

Otro sorbo más opacó su garganta con un fuego inexistente que le quemaba hasta hacerle sacar una expresión de disgusto. Amaba esa sensación.

—¿Te has dado cuenta ya, de cuán disgustado estoy con tu presencia observándome cada mañana?

Seguía sin obtener respuesta.

Otro suspiró de desamparo se escapó de sus labios. Dio otro sorbo y siguió mirándose con detenimiento esperando alguna señal como respuesta.

—¿Qué es lo que buscas?

Sin mostrar alguna actitud de rendimiento, prosiguió a colocar su mano por sobre el espejo que tanto lo aturdía.

—Más bien... ¿Qué es lo tú andas buscando?

Allí estaba su tan anhelante respuesta.

•TRES•

—Yo no ando buscando nada, he tenido todo lo que deseó.

Sin proseguir a hacer más preguntas, se despojó de todas ellas y se limitó a contestar a aquella pregunta tan extraña que había recibido como respuesta.

No estaba loco.

Pues estaba ahí, sentado, sintiendo en carne propia la voz de aquella presencia.

—Te has engañado, ¿Creés que no me he dado cuenta?

Extrañado de respuestas tan incoherentes, presionó el espejo con su mano en forma leve.
Ahora que estaba seguro de aquella presencia, tendría una buena excusa para abandonar en algún viejo callejón, aquel espejo tan extrañó sin sentir algún tipo de culpa por abandonar algo de su abuelo tan preciado.

—¿A qué te refieres?— Sin embargo, decidió proseguir con aquella conversación tan inusual.

•CUATRO•

—Has estado allí, sentado, esperando una respuesta de mi parte, ¿No es así? Por más de diez minutos has desperdiciado gran parte de tu vida. En aquellos minutos pudiste ir o hacer cosas que realmente fueran de tu gusto.

—¿A dónde quieres llegar con esas respuestas?

—Lo que tú buscas. No es el dinero, ni la aclamación de miles de personas.

—¿Qué no? Claro que lo hago, sentir aquellas palabras de aliento por personas es lo mejor del mundo, y el dinero, todos buscan el dinero, sin el, el mundo no sería nada.

—Habla por los demás. Cada quien piensa de manera diferente. Tú no buscas el dinero ni la aclamación de miles de personas, ¿Has pensado en lo que tu corazón realmente dice? Tú... Realmente buscas el amor.

Ojos azules cristalinos, acompañados de unos azules cabellos tan claros como el cielo fueron vislumbrados por aquellos ojos dorados tan radiantes de brillo.

—Tus pensamientos habían rondado en todo lo que pudiste hacer en estos minutos para aprovecharlos al máximo mientras te mentías a ti mismo al pensar que estabas concentrado en mi aparición, si no hubiera aparecido te hubieras ido a desperdiciar tu vida como hasta ahora lo has hecho. Y aquello de irte lo pudiste hacer antes, ya que nada te detenía, sin embargo, te has quedado ahí esperando por mi. Aquello que te impulso a quedarte, fue el lenguaje del corazón, Karma. Todos necesitan amor, nadie puede vivir sin el, de lo contrarió, seríamos simples costales de huesos y vísceras, ¿entiendes? Y tú... Sin saberlo, justo ahora, lo has encontrado.

«—Aprendé a escuchar el lenguaje del corazón, Karma.

Flor En Piel. «KarmaGisa»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora