Él odia las pulseras.
Él odia los collares, y los anillos también.
Sus rulos tapan sus ojos.
És más blanco que la nieve.
Es bastante tonto, y tierno también.
Sensible y celoso.
Oh, niño tonto.
Niño que ha devorado mi sistema límbico.
Niño que ha curado heridas...
...Para luego formar nuevas.
El que besaba mis muñecas, aunque no pudiera.
El que dibujó en mis brazos, aunque no quisiera.
El contacto se perdió al igual que la confianza.
Por un pecado que me ha dejado bailando en mi funeral.
Niño que me da miedo recordar.
Pero aún así escribo sobre él.
Niño que me ha dejado un miedo terrible.
Miedo, miedo, miedo...
No puedo hablarle porque se me caerá la lengua.
No puedo escribirle, porque se me caeran los dedos.
No puedo pensarlo, ni sentir nada..
Porque se me caerá el alma.