Capítulo 1:Los tibios rayos de sol me calentaban la piel suavemente, me gustaba la sensación del calor en mi cuerpo, en mi cara, en las punta de mis dedos, lo disfrutaba, me llenaba. Sentía Lo mismo cuando tomaba una larga ducha la agradable sensación de las pequeñas gotas de agua en mi rostro o también cuando pasaba horas bajo un árbol con una dulce brisa acariciándome el cabello.
–Synd, Vamos–dijo Scarlett sacándome de mis pensamientos– Ya es hora.
Me encontraba sentada en el patio con Scarlett y Sam, como todos los días.
Me levanté de la hierba todavía con la piel caliente por estar bajo el sol, estaba tan distraída que no me había dado cuenta de que ya había terminado el receso y debíamos volver a clase.
–Deberían alargar los recesos–le dije mientras estiraba mis brazos y empezábamos a caminar hacia los largos pasillos repletos de maltratados casilleros.
–Pero si tú lo único qué haces es pegarte siestas en donde sea–se rió Sam
–Es que son muy necesarias–dije mientras caminábamos a la par.
–Igual que la clase de matemáticas–me contestó Scarlett a lo que yo puse en blanco los ojos.
–¿Sabes que es realmente necesario?–pregunto Sam mientras masticaba su goma de mascar de una forma muy desagradable– Que de una vez por todas te líes con Tayler– rodé los ojos y suspiré– Por favor ¿viste como te mira?
–Es obvio que le gustas– lo alentó Scarlett– Estoy empezando a creer que te gustan las mujeres.
Sam rio a carcajadas.
–No, no me gustan las mujeres–aclaré ruborizada– Y tampoco Tayler
–Si si como digas–dijo Sam– Pero espero que no sea por el idiota de Andrew.
Tayler es un chico de mi clase de matemática que estuvo insistiendo en salir, pero me negué, desde mi última relación, con Andrew, quien me engañó unos meses atrás, no me sentía con ganas de salir con alguien nuevamente.
–Como sea–dijo Scar– vamos a clase de una buena vez que evidentemente llegamos tarde, Syd tienes que estudiar matemática, lo digo enserio, tus tíos se enojarán si no pasas la clase.
–No te preocupes Scar, algo se me ocurrirá–dije para aminorar el hecho de que no podría pasarla ni con un milagro.
–Como tú digas–dijo mirando con asco a Sam quien estiraba su goma de mascar con los dedos–¿Que clase tienes ahora?
–Tengo...–dije tratando de acordarme qué clase tenía, porque mi memoria de pez borró por completo mi horario de mi cabeza– Historía así que me voy porque llego tarde, nos vemos después de clase.
Dicho eso salí disparada por el pasillo porque primero llegaba tarde, segundo el profesor era un obsesivo con la puntualidad y tercero quedaba en la otra punta de donde me encontraba.
A mitad de mi maratón me di cuenta que me faltaba mis libros de Historia y que había sacado el cuaderno equivocado de mi casillero.
Me di media vuelta y corrí nuevamente hacia mi casillero, no quedaba absolutamente nadie en el pasillo.
Estaba jodida.
Llegue como pude a la clase que obviamente ya había empezado. Golpee la puerta suavemente, el profesor abrió la puerta enfadado por la interrupción y me miró de pies a cabaza.
–¿Otra vez tarde señorita Carter?
–Lo siento, no volverá a pasar lo prometo–dije balbuceando.
–Lo mismo dijo la vez pasada, ¿por que no va a comentarle esta situación al director?, seguro le encantará– y a continuación me cerró la puerta en la cara.
Frustrada me dirigí a la oficina del director recorriendo los desolados pasillos del instituto, era la segunda vez que me mandaban por una llegada tarde, mis tíos me mataran si se enteran y Lina me hablara sobre mis responsabilidades nuevamente.
Genial.
Abrí la puerta del despacho del director lentamente, el era un hombre alto de tez morena que imponía respeto y miedo, pero sabía que en el interior era un tipo dulce.
–Hola–dije con timidez–estoy acá por una llegada tarde en mi clase de historia.
–Carter–dijo mi apellido con firmeza– ¿No habías venido por lo mismo dos días atrás?
–La verdad no tengo excusa para eso–me sinceré.
Él frunció el ceño y me miró con cansancio.
–Me temo que ya es la segunda a vez en una semana, voy a tener que llamar a tus tíos.
Mierda, Tenía esperanza de que me la dejara pasar.
–No, por favor– supliqué– prometo que no volverá a pasar, se lo juro– me miró a los ojos con paciencia– por favor mis tíos me matarán.
Pareció pensarlo, suspiró y me dirigió una mirada severa.
–Está bien–cedió y contuve las ganas de abrazarlo y hacer saltitos– Pero la próxima vez los llamaré.
–¡Gracias!–dije feliz– le prometo que no habrá una tercera vez.
–Vas le vale–dijo mientras volvía a su lectura–Pero no creas que te libraste de esto tan fácilmente–suspiré sabía que no me iba a dejar ir tan fácilmente– Tendrás detención toda esta semana después de clase– maldije mentalmente– Y además mañana recibiremos unos nuevos estudiantes y necesito que alguien les muestre el instituto y sabes quien será la afortunada en darle el recorrido.
No me digas.
–Tú–finalizó mientras yo maldecía porque sabía que no iba a poder ganar esa batalla– puedes retirarte y asegúrate de llegar a tiempo a tu próximas clase.
Salí del despacho del director con una mueca de disgusto, ¿cómo iba a explicarles a mis tíos que tenía que quedarme toda esta semana después de clase en detención? Estaba jodida de cojones.
Suspiré y me dirigí a mi clase de biología, me senté en los banquillos del pasillo esperando a Sam y Scar para poder ir a nuestra siguiente clase.
El pasillo se encontraba vacío, estaba sola y no me gustaba para nada sentirme de ese modo porque a veces tenía la sensación de que alguien me estaba mirando fijamente y la verdad me daba muy mal rollo.
Eliminé esos pensamientos de mi cabeza y esperé pacientemente a que termine la clase para poder reunirme con mis amigos, preguntándome quiénes serán los nuevos estudiantes.
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Destino Inevitablemente
FantasyTodos tenemos un destino y el de Sydnee Cárter es inevitable. .