night; kaisoo

eternidad.

Los pasos de KyungSoo son lentos cuando se acerca a la puerta de su departamento, su corazón martillea fuertemente en su pecho porque sabe quien está al otro lado, claro que lo sabe. Cuando la puerta es abierta la habitación sigue a oscuras pero KyungSoo siente como si brillara la silueta que tiene al frente, y es ahí, cuando éste se acerca es cuando entiende que todo final vuelve a tener un comienzo.

Su cuerpo cae contra la cama y un suspiro sale de sus labios, las cortinas abiertas dejan filtrar la luz de los faroles y de la luna y encima de él se encuentra una estrella. JongIn ilumina todo, o eso pareciera, cuando llega a mitad de la noche envuelto en secretos y promesas al departamento del más bajo, llega en forma de suspiro y se va de la misma manera. Sus dedos recorren cada punto de KyungSoo y su voz grita canciones de meteoritos y nuevos comienzos; donde él se acerca en pleno día y frente la mirada de los demás, donde todo es posible, donde todos sus deseos se pueden hacer realidad. Aunque los dos sepan que no es posible todo eso, siguen cantando juntos, siguen suspirando con cada toque y con cada mirada, con cada susurro que se eleva en la oscuridad.

JongIn solo va donde KyungSoo y éste siempre espera por él.

Los labios de KyungSoo besan toda la extensión de piel del otro, para reemplazar todas las caricias que hubieron antes que él. Porque solo él puede escuchar su voz en su susurros que desgarran su garganta y su corazón y ver cómo sus ojos se cierran por el placer, por el sueño y por el amor. Solo él ve como se acerca en mitad de la oscuridad e ilumina todo, su estrella, ilumina hasta el rincón más oscuro que hay dentro de él. Es el único.

—JongIn, ah.

Entre tantas estrellas solo JongIn lo deslumbró, el único que lo hizo ver constelaciones en la oscuridad de su habitación y le enseñó que no todas las estrellas fugaces cumplían deseos, sino que te elevaban en fantasías llenas de placer y que te destruian cada mañana cuando el sol salía y todo desaparecía.

Porque cuando el sol comenzaba a iluminar y a marcar una nueva mañana, JongIn parecía difuminarse ante él; acomodaba su ropa y besaba fuertemente los labios del más bajo, prometiendole volver con la oscuridad, juntando sus manos y sus corazones. Y KyungSoo estaría todavía acostado entre los escombros del amor que se dieron esa noche, con las sábanas enredadas en sus piernas y su ropa en algún lugar del suelo,  con sus labios abiertos tratando de decirle que  por favor se quedara, y sus dedos apretados firmementes al rededor de la muñeca del menor, pero luego de unos segundos su mano caería a su costado y suspirando vería marcharse, como todas las mañanas, a JongIn.

KyungSoo esperaría toda la eternidad a JongIn, estaba seguro que volvería, solo por eso lograba dejarlo ir.